Existe una nueva tendencia, es medir nuestra salud en términos de vitalidad, pero ¿qué es la vitalidad? Este término define la capacidad de un ser para vivir, crecer y desarrollarse, también está directamente relacionada con el nivel de energía con el que afrontamos las actividades diarias, con el estar vigorosos y activos, con la pasión que le ponemos a todo aquello que realizamos. En estudios que se han realizado en Europa se ha visto que el 80 por ciento de la población estudiada se siente cansada, a esto se le conoce como el Síndrome de Fatiga Crónica. En Colombia no sé cómo estemos estadísticamente, pero seguro también se presenta, entonces tenemos que ser conscientes de este problema y de cómo podemos recuperar nuestra vitalidad o aumentarla, si aún no la hemos perdido.
Factores como una dieta inadecuada y el sedentarismo nos predisponen a perder nuestra vitalidad, pero ¿por qué? Ya en otros artículos les he mencionado la importancia de la microbiota, es decir de los microorganismos que habitan nuestro cuerpo, especialmente el intestino. En descubrimientos científicos muy recientes se ha encontrado que nuestro estado anímico está directamente relacionado con la manera en la que funciona nuestra digestión. Hay una comunicación directa entre el intestino y el cerebro por medio de neurotransmisores, el más importante para nuestra salud emocional es la serotonina. Personas con bajos niveles de este neurotransmisor presentan síntomas como la apatía, falta de motivación, mal genio y, en casos más graves, depresión. Pero existe una manera natural de incrementar nuestro nivel de serotonina; una dieta rica en fibra. Un estudio publicado en el American Journal of Public Health relaciona el bienestar, la satisfacción con la vida y la felicidad con el aumento en el consumo de frutas y verduras, comer estos dos tipos de alimentos en alta cantidad es la mejor manera de incrementar la fibra dietaria. Por eso ahora se insiste en consumir las frutas directamente, en vez de los jugos que se hacen con ellas, ya que al licuarlos les retiramos la fibra y potenciamos el azúcar que contienen. 
El ejercicio es otro de los mejores aliados a la hora de mejorar nuestra vitalidad, al movernos, ya sea bailando, caminando, corriendo, haciendo yoga o el tipo de ejercicio que más nos guste, ayudamos a que nuestro cuerpo libere la energía potencial y la convierta en cinética, además el ejercicio nos ayuda a producir endorfinas, otros neurotransmisores, que potencian la sensación bienestar. La actividad física debe realizarse con regularidad, lo mejor es que convirtamos el ejercicio en parte de nuestra rutina diaria. La conferencista Mel Robbins aconseja escoger una canción que nos haga mover y escucharla todos los días, en las mañanas, como una manera de activar nuestra energía y elevar nuestra vibración. 
La meditación es otra herramienta para vivir de manera más satisfactoria; el meditador tiene una manera más tranquila de ver la vida, un manejo adecuado  de sus emociones y es un ser más pacífico. Estar vital y saludable es cuestión de actitud, debemos tomar buenas decisiones para vivir la vida de la mejor manera posible, esto traerá beneficios en nuestra salud física, mental y emocional, mejorará nuestras relaciones y tendremos una mayor calidad de vida. Los dejo con esta frase de Carl Jung: “Desde la mitad de la vida hacia adelante, sólo permanece vital aquel que está preparado para vivir con vida”. Nosotros elegimos vivir o ser unos muertos vivientes.