Cuando el actual presidente y su vicepresidenta se posesionaron, invitaron a todos los colombianos a “vivir sabroso”, yo no sé para ellos qué signifique aquello, los asuntos de la semántica son bien delicados, pero creo que la mayoría de colombianos, sino todos, coincidimos en que este gobierno poco ha traído de la sabrosura prometida.
El asunto no es de clases sociales, pobres y ricos hemos visto como al ir al supermercado la plata alcanza cada vez para menos: si comer menos, comprar menos, pasear menos no es vivir maluco, entonces ¿qué es? Y apenas estamos comenzando, creo que nos queda mucho de ese aprendizaje. El alza del dólar ha encarecido la vida.  
El impuesto del IVA a los tiquetes aéreos afectó al sector turístico de una manera muy negativa, entonces cuáles son las alternativas económicas que se quieren fortalecer en el país para la entrada de divisas ¿no era el turismo una de las principales?
Yo no sé a ustedes, pero a mí los servicios públicos se me han encarecido de una manera absurda este año; antes la factura del gas era la de menor costo, ahora está casi a la par con la de la luz, me cobran un subsidio alto que, cuando la factura era baja, ni me preocupaba en mirar, pero ahora esa plata me duele porque la tengo que sacar de otra parte de mi presupuesto. Y así quieren estos brutos parar de explorar y explotar el gas de nuestro país y  volvernos dependientes de Venezuela.
Y ni hablar del petróleo, que este gobierno sataniza y está haciendo todo lo posible por minar esta industria que, en Colombia, es la que nos genera más divisas, para ello nombró a una ministra, no para fortalecer el sector sino para acabarlo: “La espada de Damocles” la bautizaría yo, no sé qué piensan ustedes. 
¿Quién estará viviendo sabroso en este país? Sin duda la vicepresidenta, paseando en Helicóptero por todas partes, seguro también la esposa del presidente y sus más allegados, quienes  se han beneficiado del poder recién adquirido. Algún hijo del presidente, que se siente respaldado para cometer ilícitos. Los beneficiarios de la paz total, que estarán esperando inmunidad para sus fechorías. No sé, habría que hacer una encuesta para ver quién está viviendo sabroso, tal vez los resultados sorprenderían.
No tengo idea de si los votantes de Petro ya estén arrepentidos, vamos a ver a dónde tiene que llegar este país para que lo hagan, yo, por mi parte, agradezco que aún el voto no sea obligatorio en Colombia, porque en esa segunda vuelta presidencial no había por quién votar. 
Preferiría no haber tenido que escribir este artículo, no me gusta criticar, prefiero edificar, pero hoy, frente a este computador, no me sale otra cosa. 
Ténganme paciencia, prometo, para la próxima columna, volver al redil edificante, pero como decía el Doctor Jaime Chaves Echeverri, mi ilustre padre, todo el mundo tiene “el derecho al quejido”, hoy me tomé la libertad de ejercerlo. Gracias.