Cuando la tarea es contar datos sobre Manizales, los menos buenos aparecen con más fuerza. Contrastan con lo positivo, pisan fuerte en las conversaciones: unas veces porque no estamos acostumbrados a ellos, otras porque siempre hay quien busca un motivo para la crítica. A veces esos datos duelen, porque no los esperamos, no nos caben en la cabeza, los imaginábamos en alguna frontera del país, no en esta ciudad de premios y primeros puestos por vivir bien.
Entre esos datos, el Informe de Calidad de Vida 2024 de Manizales Cómo Vamos mostró el de los niños con bajo peso al nacer. Según el DANE, el 13,5% de los nacimientos son de bebés que no alcanzan el peso ideal, bien por prematuridad o por restricción del crecimiento intrauterino. Este porcentaje nos ubica como la tercera capital con peor registro en el país. Es posible que estemos pasando por alto algunas de sus causas.
Según Unicef (ver acá: https://shorturl.at/xIkoO), estos bebés tienen mayor probabilidad de morir durante su primer mes. Los que sobreviven enfrentan consecuencias de por vida: retrasos en el crecimiento y el desarrollo cerebral, así como enfermedades crónicas en la adultez, como obesidad y diabetes.
En una ciudad que envejece, con más mayores y menos niños, el valor de cada nacimiento se multiplica. Cada niño y cada madre gestante cuentan más. Su buen desarrollo y atención deben ser prioridad, no solo como derecho, sino como estrategia para blindar el futuro de la población que ayudará a sostener a más personas mayores.
El prejuicio sería pensar que todo se debe a la pobreza. Pero Manizales es la capital con menos personas por debajo de la línea de pobreza. ¿Cómo, siendo los menos pobres, estamos entre los peores registros de bajo peso al nacer?
Las causas médicas son diversas, y la desnutrición de la madre gestante es solo una. Puede tener vínculo con la pobreza, pero igual se relaciona con desórdenes alimenticios asociados a su salud mental —una preocupación creciente en Manizales— y a las presiones estéticas que vive en una cultura patriarcal. La diabetes y la hipertensión materna también influyen, relacionadas con malos hábitos alimenticios y baja actividad física.
Otra causa es la práctica de cesáreas sin indicación médica válida, que pueden adelantar nacimientos o generar complicaciones en embarazos futuros. En el mundo, estos casos se observan incluso en clases altas, por presiones sobre los prestadores o miedos estéticos y médicos infundados, que ahora tienen mayor difusión en redes sociales. No hay evidencia de que sea el caso en Manizales, pero vale tenerlo presente como causa no ligada a la pobreza.
También inciden el tabaquismo y el consumo de alcohol y drogas por parte de las madres (ver: https://shorturl.at/oVLyB). No tenemos datos recientes, pero en la última medición del DANE (2020), Caldas estuvo entre los dos departamentos con más fumadores de último mes y ocupó el séptimo lugar en consumo de sustancias ilícitas en algún momento de la vida. (ver: https://tinyurl.com/5n6wr3vt) .
Finalmente, hay factores ambientales, como la mala calidad del aire, la presencia de microplásticos (aún en estudio) y otros ligados al cambio climático. Estos muestran todavía más que el peso de la responsabilidad es de todos y no solo de madres y familias. El Banco Mundial ha advertido que los choques climáticos aumentan riesgos como los transmitidos por el agua —para revisar en las zonas rurales—, por su calidad o escasez, o la producción de alimentos sanos y diversos. Por su parte, los eventos por el clima cada vez más presentes, como los deslizamientos, pueden reducir las visitas de atención prenatal. (ver: https://shorturl.at/wO3bM).
Rutas para atender la situación existen. Desde el 2022, la Organización Mundial de la Salud ha publicado lineamientos para mejorar la atención (ver: https://shorturl.at/hY2Zi). Algunas estrategias ya se aplican en Manizales, pero vale revisar sus resultados y activar las que aún no nacen.