El femenino del artículo determinado ‘el’ es ‘la’; del indeterminado ‘un’, ‘una’. Elemental.
Sin embargo, cuando el sustantivo femenino comienza por sílaba acentuada se determina o indetermina con los respectivos artículos masculinos para evitar la cacofonía.
Por esto, no se dice ‘la ánfora’, sino ‘el ánfora’; no ‘una ave’, sino ‘un ave’. Pero se dice ‘la avalancha’, ‘una avalancha’.
Inexplicablemente, el escritor y columnista de Eje 21 Gustavo Álvarez Gardeazábal escribió lo siguiente: “Quizás empero León 14 lo ponga a rezar una avemaría como la que hizo rezar ayer desde el balcón de San Pedro a todos sus fieles” (10/5/2025).
Aludía a Donald Trump. “...lo puso a rezar un avemaría...”, respetando la norma, porque, aunque este sustantivo, por ser compuesto, tiene dos acentos, comienza por sílaba acentuada.
El error es más notorio con el artículo determinado: pronuncie usted ‘la avemaría’, y sentirá su disonancia.
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‘Ras’ es “igualdad en la altura o superficie de las cosas”. De aquí, la locución ‘a ras’ (“casi tocando, casi al nivel de una cosa”). Y de él se deriva el sustantivo ‘rasero’, “palo cilíndrico que sirve para rasar las medidas de los áridos y que, a veces, tiene forma de rasqueta”.
En mi niñez, que yo recuerde, lo que venía empacado era sólo el chocolate (Lúker o Cruz), la sal (en capachos) y poco más.
Lo demás, especialmente los granos, llegaba a las tiendas en bultos, por lo que los tenderos tenían recipientes para las diferentes cantidades (‘libra’ o ‘pucha’, principalmente), que ‘rasaban’ con una especie de regla de madera.
Y de ‘rasero’ proviene la locución ‘con el mismo rasero’ o ‘por el mismo rasero’ (‘con estricta igualdad’), que empleó la columnista Paloma Valencia, de manera diferente y con ortografía errada, en esta declaración: “... (hombres en armas) que supera todo el Gobierno Duque que criticó Petro duramente. Si se aplicara el mismo racero, le sería difícil sostenerse” (LA PATRIA, 11/5/2025). “...el mismo rasero”..., evidentemente, porque, además, ‘racero’, según El Diccionario, es un regionalismo de Honduras que se dice del “gallo de pelea, que es bueno en la lucha”, y en ganadería, de un “macho destinado a la reproducción”.
Es sólo una letra, pero la diferencia es enorme. Nota: ‘Racero’ es también apellido, como el del congresista David.
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‘En pos de’ es una locución preposicional que significa ‘detrás de’, por ejemplo, ‘todos en esta vida
vamos o actuamos en pos de algo’, y ‘el sicario iba en pos de su víctima’.
El redactor de la sección ‘Protagonista’ de LA PATRIA refiriéndose a la encomiable labor de las madres, la empleó equivocadamente en la siguiente frase: “...dispuestas a dar todo de sí, a dedicar buena parte de su
tiempo (...) en pos de los hijos y los hogares” (11/5/2025). La confundió, seguramente, con la locución ‘en pro de’, que significa ‘en favor de’.
Hay mamás que sí tienen que ir ‘en pos de sus hijos’, cuando éstos son díscolos, para castigarlos.
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Entre los escritores, es más frecuente la eliminación de la preposición ‘de’ por ‘miedo al dequeísmo’ (‘estoy seguro que digo la verdad’), que el mismo ‘dequeísmo’.
Éste, ya lo sabemos, es el empleo de la preposición ‘de’ con los verbos ‘enunciativos’ y antes de la conjunción ‘que’, como ‘decir, jurar, afirmar, negar, pensar’, verbigracia, ‘digo de que es mejor...”, o este ejemplo, tomado de Eje 21: “Xi advierte de que «las conductas intimidantes solo conducen al aislamiento»” (Titular, 13/5/2025). “...advierte que...”, castizamente.
A veces, ‘advertir’ pide la preposición ‘de’: ‘le advirtió de los peligros que su conducta conlleva’.