Hasta hace relativamente poco tiempo, la locución ‘más allá de’ era solamente una locución circunstancial de lugar, por ejemplo, ‘más allá del río Guacaica se encuentra la ciudad de Neira’. Actualmente, es una locución omnipresente, que significa tanto que puede significar cualquier cosa.
En una de las series de televisión de Estados Unidos, tradujeron la palabra ‘regardless’ (‘a pesar de todo, sin tener en cuenta, sin ser afectado por algo’) por ‘más allá de’. Y, como lo insinué arriba, es una locución que está presente en casi todos los artículos de opinión.
Cuatro ejemplos nada más de los miles que podría citar: “Más allá de presiones y chantajes, la reforma laboral avanza” (El Tiempo, editorial 1, 30/5/2025). La misma fuente, aludiendo al ‘vapeo’, dice: “Preocupa que más allá de las libertades que pueden reivindicar los mayores buena parte de los afectados sean adolescentes y niños” (31/5/2025).
En esta muestra faltan las comas, pues se trata siempre de una frase incidental. “Más allá del lienzo: la realidad del soporte en el arte contemporáneo” (Eje 21, titular, Óscar Álvarez, 31/5/2025). Y de Juan Lozano: “Más allá de leguleyadas, recibió cristiana sepultura” (El Tiempo, 2/6/2025).
Se refería a la controversial ‘consulta’. Y no interpreto sus posibles significaciones, porque, ‘más allá de’ cualquier consideración o análisis, cada vez me convenzo más de que ‘más allá de’ significa... ‘más allá de’.
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Ya no se ‘oye’ el verbo ‘oír’: fue reemplazado por ‘escuchar’. Un botón de muestra: “Bulo Bulo ya se escucha en Manizales” (LA PATRIA, primera página, 31/5/2025). Hablando y escribiendo con propiedad, “...ya se oye en Manizales”, porque ‘escuchar’ (del verbo latino ‘auscultare’*, -‘escuchar con atención, atender’) es, precisamente, ‘poner atención a lo que se dice’, es decir, ‘a lo que se oye’.
En cambio, el verbo ‘oír’ (del latino ‘audire’, -‘oír, percibir por el oído’) significa ‘percibir los sonidos’, con atención o sin ella.
Son muchos los sonidos que el oído percibe sin que nos demos cuenta de ello, sobre todo aquellos a los que estamos acostumbrados, como el ruido de la nevera. Y hay contertulios que oyen al que está hablando, pero no le están poniendo cuidado por estar pensando en lo que van a decir o en otras cosas. Como Guspéu, que ‘oye’ pero no ‘escucha’.
*Nota: de este verbo viene también ‘auscultar’, muy usado por los médicos, pues quiere decir “escuchar los sonidos que se producen en alguna parte del organismo, particularmente en las cavidades, por ejemplo, en el aparato respiratorio o en el corazón” (M. Moliner).
Todo el que escucha, oye; pero no todo el que oye, escucha.
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El término ‘par’ (del latín ‘par-is’, -‘igual’), aunque una de sus acepciones sea ‘conjunto formado por dos cosas’, es singular, por lo que debe concordar con el verbo en ese número.
En su columna de LA PATRIA, el señor Luis F. Molina escribió: “El par de viejos salieron cabizbajos del restaurante...” (2/6/2025). “El par de viejos salió cabizbajo...”, porque en este caso no se aplica la norma de los sustantivos intrínsecamente plurales*, ya que, como lo anoté, se trata de un ‘conjunto’ de dos unidades, como la ‘yunta’ (de dos bueyes o mulas) y la ‘pareja’ (de dos personas o animales), que concuerdan con su verbo en singular: no decimos ‘la pareja se conocieron’, sino ‘la pareja se conoció’. Elemental.
Ahora bien, como la presencia del adjetivo ‘cabizbajo’ hace que la frase suene extraña, lo mejor habría sido eliminar la palabra ‘par’, y escribir solamente ‘los viejos salieron cabizbajos del restaurante’.
*Ejemplo, ‘mayoría’, que puede concordar con el verbo en singular o plural.