El 5 de diciembre el Taller de Ópera de la Universidad de Caldas (TOUC) presentó Orfeo en el edificio Rogelio Salmona, desde el parqueadero se veía el escenario, y le dije a mi amiga: “Se ve que tienen problemas de plata, montaron con las uñas”. He hecho parte del TOUC durante 9 años, así que soy conocedora de las afugias por las que pasan los maestros obra tras obra.
Al final de la presentación Camilo Díaz, el director escénico, dio una triste noticia, anunció que por cambios en las políticas internas de la Universidad esta podría haber sido la última función. Este montaje se hizo con el bolsillo de los maestros.
Atando los cabos, y como dirían los abuelos ‘en lo poco se ve lo mucho’, esta nueva Administración ha brillado por su ausencia en las presentaciones del TOUC, las sillas VIP separadas para ellos, han quedado vacías. No me lo contaron, lo viví en un par de presentaciones de este año cuando aún hacía parte del coro, incluyendo el primer homenaje que se hizo en mayo a la Universidad por sus 80 años. ¡Vergonzoso e indignante!. Históricamente el TOUC ha sido orgullo de las directivas de la Universidad de Caldas, quienes han hecho parte de ese público fiel.
Ahondando en el asunto, se evidencia la falta de apoyo de la actual Vicerrectoría de Proyección Universitaria, a cargo de Sandra Montoya, dicho sea de paso, una Vicerrectoría de puertas cerradas, pues no atiende a nadie y lo reconoce, pero seguramente cuenta con el respaldo del rector, Fabio Arias. 
El tema con los recursos es que para el 2024 todos los proyectos tienen que pasar por una convocatoria para que sean aprobados (hasta ahí normal), pero el monto es de hasta 8 millones, y allí automáticamente el TOUC queda por fuera, porque es claro que ningún montaje cuesta esa irrisoria suma, entonces dentro de los términos no cabe el proyecto presentado por el director Nelson Monroy para el 2024, y ni siquiera está en el presupuesto la asignación académica de los maestros. 
Sencillo, no le dan a la cultura el valor que tiene, deberían entender que la apropiación social del conocimiento, de la que tanto hablan, no está solo en los anaqueles con investigaciones que solo leen dos o tres personas, y que en muchos casos solo sirven para llenar los bolsillos de sus autores. No señores, apropiación social del conocimiento es la tangibilización del arte y la transformación de vidas a través del mismo, están enterrando el TOUC y de paso otros procesos culturales de ciudad como el Festival Internacional de Música Ciudad de Manizales (CIMA), la Feria del Libro de Manizales, el Festival Internacional del Clarinete y la temporada de conciertos del Programa de Música.
Gracias totales a los maestros Nelson Monroy y Claudia Leguizamon por 32 años de ininterrumpida labor, por supuesto a los que han pasado y a los hoy están al frente: Paula Leguizamon, Felipe Millán, Camilo Diaz y Juan Manuel Soto.
El TOUC en sus 32 años de historia le ha regalado a la ciudad más de 59 obras entre óperas, zarzuelas y musicales; además de más de 60 participaciones en producciones sinfónico-corales. Pero no solo es eso, el TOUC ha transformado las vidas de más de mil personas que hemos tenido la fortuna de pertenecer a él, uno no vuelve a ser el mismo, es un antes y un después de conectar con el arte. Esto es lo que deberían entender las directivas de la Universidad y agilizar para este año la reunión que prometió a este medio el rector.