Hace dos semanas escribí la primera parte de esta columna por la preocupación que me genera constantemente la falta de mujeres en las fotos, entendida como la participación femenina en múltiples escenarios. Quienes me conocen, saben que la equidad de género es uno de mis intereses. Hoy vengo a plantear acciones que contribuyan a cerrar estas brechas. En el siguiente enlace puede ponerse en contexto de la columna anterior: https://cutt.ly/4eJI8RyC
En resumen; dentro de las causas están, que en las mujeres, el dolor más frecuente es el de la insuficiencia, que trae consigo el miedo a la desaprobación y por ende el perfeccionismo. Motivo suficiente, para no participar activamente en las convocatorias, pues sentimos que debemos cumplir al 100% con todos los requisitos, y hasta más, cosa que no ocurre con el género masculino.
Además, mientras es más frecuente que las mujeres suframos del síndrome del impostor, subestimando nuestras habilidades; otros estudios han demostrado que, en promedio, los hombres tienden a sobreestimar las suyas, fenómeno, conocido como ‘efecto Dunning-Kruger’, llevándolos a sentirse más seguros y capaces de asumir cualquier reto, así no cumplan con todos los requisitos.
Por supuesto, también influye la cultura patriarcal, la cuál es una realidad innegable, donde el protagonista y el vocero en la mayoría de espacios, ha sido el hombre; con el agravante de que a veces, hasta las mismas mujeres nos invisibilizamos entre nosotras. Pero hay otros factores por considerar. Uno bastante relevante es el de los múltiples roles, sobre todo en los hogares y/o como mamás, relegando a un segundo plano los temas profesionales por la falta de tiempo. También es evidente que a ambos géneros nos mueven cosas distintas, determinadas desde las estructuras cerebrales. Pero hay que movilizarnos al cambio.
La tarea está primero en educar a las nuevas generaciones, tanto a las niñas en el fortalecimiento de su autoestima; como a los niños en el respeto; y por supuesto a ambos en equidad e inclusión. Pero también, está en cada uno de nosotros, propender por una participación más activa de la mujer en todos los espacios de la sociedad.
Un primer paso puede ser mapear a las líderes de los distintos sectores, por ejemplo, desde que llegué a IAB Colombia, he salido a buscar más conferencistas y profesoras mujeres de la industria digital (bastante masculinizada). Otra acción, puede ser tender puentes, ayudar a otras a que suban, y a visualizarlas, con invitaciones directas o movilizando las postulaciones. Nos quedan estas tareas, y claramente otra, es más sororidad.

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No puedo terminar esta columna sin hablar de +57, desde mi óptica desacierto total de los reguetoneros protagonistas de la canción, que han normalizado lo que describen en la letra, quizás como reflejo de la cultura de su ciudad permeada por el narcotráfico. Pero lo bueno de todo esto ha sido la reacción de una sociedad, que está “leyendo” los mensajes y que cada vez es más consciente; porque claramente hay canciones peores y de todos los géneros. Solo piensen en el clásico Colegiala. Mucha tela por cortar.