Hace algunos años en una charla de Isabel Pérez, experta en branding, conocí la campaña “Tenemos que vernos más” de Ruavieja, la cual llegó directo a mi corazón.

Para darles algo de contexto, Ruavieja es una reconocida y tradicional licorera española que en el 2018, previo a las festividades navideñas, lanzó la campaña en cuestión con el fin de promover más los encuentros presenciales con las personas importantes de nuestras vidas, trascendiendo el habitual contacto por redes sociales.

Esta exitosa publicidad, que a la fecha alcanza casi 14 millones de vistas, estuvo a cargo de Leo Burnet y Mediacom, que de una manera muy creativa desarrollaron una herramienta que calculaba el tiempo aproximado que se compartiría por el resto de la vida con la gente que nos importa; basándose en la frecuencia y duración de los encuentros por año y los datos de expectativa de vida, según la edad, extraídos del Instituto Nacional de Estadística.

En este vídeo https://cutt.ly/gtprSJfp se muestran entrevistas realizadas a personas reales y su reacción al enterarse de cuánto tiempo pasarían juntos, según este cálculo. El cuestionamiento era: “Si hoy te dijeran que, en lo que te queda de vida, tan solo pasarás N días más con X, ¿qué harías?”.

Pues bien, hace una semana, después de una maravillosa fiesta con los amigos de la universidad, mi mensaje de agradecimiento, después de quedar con el corazón lleno, fue: “La vida es un ratico… así que a priorizarnos más”. Un día después recibí la triste noticia de que uno de mis mejores amigos (mi Yuya), a quien no veía hacía tres años, había partido súbitamente de un infarto, y sentí que me había faltado tiempo, a pesar de todo el camino que recorrimos y de la colección de buenos momentos.

Si bien la vida misma, por nuestras decisiones personales y laborales, nos distancia de quienes amamos, en algunos casos geográficamente; también nos permite elegir y dedicar tiempo a lo realmente importante.

Si fuéramos más conscientes de la finitud de la vida, y del valor del tiempo, priorizaríamos en vernos más, disfrutarnos más y abrazarnos más. Porque la vida es un ratico y como dice el coro de “Todo tiene su final” de Willie Colón y Héctor Lavoe: “Todo tiene su final, nada dura para siempre, tenemos que recordar, que no existe eternidad”.

La Navidad es de manera natural, una época para compartir con quienes amamos, así que ojalá, no solo en esta época, sino siempre, nos desconectemos de las pantallas para conectarnos con lo real. Les deseo más conversaciones y más abrazos, como sugeriría Andy Stalman, todos los días 8 abrazos de 8 segundos.

La inexorable muerte, este año me deja sin mi mamá, sin Juliabita y sin La Yuya. Así que acá vuelvo a traer una cita de mi columna “Resignificando la muerte” (https://cutt.ly/htpt519H). “La muerte, temida como el más horrible de los males, no es, en realidad, nada, pues mientras somos, la muerte no es, y cuando esta llega, no somos”, Epicuro (341-270 ACE).