El gas natural jugará un rol fundamental en el proceso de transición energética. Esta fuente de energía fósil —que utilizada adecuadamente es más versátil, abundante y limpia que otras fuentes de energía no renovables— servirá como puente en la transición a la nueva matriz energética mundial.
El gas natural es un hidrocarburo conformado principalmente por metano; aunque también tiene etano y propano, entre otros compuestos. Es una fuente de energía muy eficiente por su capacidad calorífica y por sus bajos costos. Sin embargo, esta industria tiene grandes retos en el crecimiento de su oferta (infraestructura, transporte y almacenamiento) y ha sufrido cambios importantes por la situación geopolítica actual.
El gas es utilizado en diversos sectores, el residencial tal vez es el más común para nosotros, también tiene un uso de gran impacto en el proceso de generación de energía eléctrica. Es por esto que será un gran sustituto del carbón, recurso que es utilizado ampliamente en la generación de energía y es altamente contaminante.
El gas natural, además, tiene una bondad interesante y es que puede cambiar del estado gaseoso al líquido, mediante un proceso físico llamado licuefacción. En este proceso se enfría a temperaturas por debajo de -162°C, reduciendo su volumen, lo cual permite que sea más fácil de transportar y almacenar. Su nombre es gas natural licuado (GNL o LNG) y será tal vez el derivado de mayor crecimiento en el mediano plazo.
El gas natural tiene tres grandes retos en el proceso de transición energética:
1. Ayudar a reducir las emisiones de gases con efecto invernadero: el gas tiene una combustión con menores emisiones de dióxido de carbono que el carbón y el crudo, por lo que servirá de sustituto.
2. Servir como apoyo en el proceso de generación de energía con fuentes renovables: la generación de electricidad con la energía solar y eólica es estacional. Por lo tanto, el gas acompañará el proceso de generación de energía en momentos de poca luz solar o de poco viento.
3. Acompañar el desarrollo de la industria de hidrógeno: el hidrógeno tiene una gran demanda de energía eléctrica para su producción, representando el 70% de los costos. El gas servirá dentro del proceso de creación de esta nueva fuente, que tiene un gran potencial en el transporte, comúnmente llamada hidrógeno gris.
Estudiando esta industria encontré datos sobre los mayores productores, consumidores y reservas globales. Si cruzamos estas tres variables, encontramos que el mayor referente es Rusia, puesto que tiene las mayores reservas a nivel global (19%), los mayores excedentes para exportar y una gran demanda doméstica. El año pasado vimos cómo este país impuso restricciones de suministro a Europa en un periodo de alta demanda, hecho que generó cambios en el modelo de negocio y en el mix energético, levantando cuestionamientos sobre la seguridad energética de dicho continente.
Estados Unidos, por su parte, ha basado su matriz energética en el gas, siendo esta la segunda fuente de energía de mayor consumo, con una participación del 34%, según US Energy IA. Adicionalmente, es hoy en día el mayor productor de gas en el mundo y tiene una de las mayores reservas. 
Los países latinoamericanos, en su mayoría, tienen reservas menores al de las potencias gasíferas. Venezuela es tal vez el único país relevante en cuanto a reservas de gas, pues ocupa la novena posición en el mundo. Sin embargo, Colombia y la región tienen una gran oportunidad de apalancar la transición energética en el gas y, más importante aún, en el desarrollo de la nueva industria del hidrógeno que requerirá de este importante hidrocarburo para su funcionamiento.