Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Muchas personas, en el transcurso de sus vidas, pueden sentir que están en un desborde emocional. Dudas, miedos, dolores, culpas, momentos intensos y duraderos, que llegan acompañados de ansiedad y estrés y pueden llevar a perder el control de sus palabras o sus actos.
- ¿Qué puede causar un desbordamiento emocional?
Puede ser causado por una pérdida afectiva, laboral, económica, por una enfermedad, en fin. Una variedad de situaciones que confunden y originan desconsuelo, agobio y desacomodan la vida familiar, la intimidad doméstica, el mundo laboral, social, la salud física y la mental.
Ante un desbordamiento emocional, los recursos de afrontamiento se bloquean y afloran reacciones de irritabilidad, miedo o dolor, que generan asombro o desconexión de la realidad. Cada situación es única, como únicos los seres humanos ante la adversidad o el sufrimiento.
Acompañar a alguien que está pasando por una situación de dolor o de pérdida, significa entender el torbellino de emociones que la persona está sintiendo. Un señor afirmó:
- ‘Estoy como en un tsunami emocional, los movimientos y el desencadenamiento son intensos y desgarradores. Perdí mi piso, perdí mi fuerza, perdí mi norte’.
Encontrar calma y sosiego no es una tarea fácil y, mucho menos, cuando el desbordamiento es
consecuencia de un cambio abrupto o como dijo una persona en asesoría: ‘La vida familiar pasó de estar en la luz y la serenidad, a afincarse en la oscuridad y el sufrimiento’.
Así que, es importante comprender el momento por el que está pasando la persona o la familia y, en lo posible, usar un lenguaje respetuoso, considerado, amable y empático de reconocimiento del dolor o de la pérdida.
- ¿Y cómo ayudar?
Ayudar a una persona o a una familia, requiere bondad y compasión; además de tener una actitud responsable de sus necesidades. Es frecuente escuchar la frase: ‘Si me necesitas, me llamas’. No obstante, existen la pena, el pudor o la vergüenza. Por ello la ayuda debe ser espontánea y franca y no tirar al aire, frases de cajón, vacías y pobres.
Conozco mamás que ante la pérdida del esposo deben sacar a los hijos del colegio, porque ya un solo sueldo no es suficiente para asumir los costos. Cambian de casa, de vida. Es decir, todo se afecta y, mientras tanto, la familia o los amigos cercanos repiten: ‘Si me necesitas, me llamas. Estamos para colaborar’.
La verdadera ayuda, no requiere llamadas, ni pedidos angustiosos, basta con ponerse en el lugar de los otros y pensar qué pueden estar necesitando y asumir el compromiso solidario, a través de gestos concretos de apoyo en tiempo, en cuidados o en ayuda económica. Es practicar en el momento presente, la bondad y la compasión.
Ante la muerte de una persona y al quedar la viuda con dos hijos pequeños y sin recursos, uno de los hermanos, citó a sus parientes más cercanos y pidió asumir un compromiso económico y emocional con los niños, como una manera de honrar la memoria de su hermano. Estos gestos permiten estar presentes con ayudas efectivas y eficaces.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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