Fanny Bernal Orozco * liberia53@hotmail.com
Cuando se avecina el final del año, se hacen estimaciones acerca de la manera como han transcurrido los últimos meses; los logros, las dificultades, los dolores, las alegrías, las pérdidas emocionales y las ganancias afectivas e inclusive se evalúa lo que se ha alcanzado en el aspecto económico. Esta es una tarea que implica realizar algunas reflexiones y ponderaciones e inclusive propósitos de cambio.
Hablando de estos asuntos con una conocida, me contó que caminando por la calle vio a una excompañera de trabajo. Ella se quedó mirándola y se dijo: “Esta dama dónde estará hoy regando su rabia”.
Yo me quedé silenciosa y me puse a pensar que -aunque se oiga fuerte- así viven algunas personas rumiando su amargura, su odio, su mal vivir hacía otros, que no tienen nada que ver con su historia personal.
Yo estoy segura de que si es posible vivir sin tanto conflicto. No obstante, para ello hay que poner voluntad y esta actitud en ocasiones es escasa. Por ello, estas palabras de fin de año son un pretexto para invitarles a conjugar y cultivar en tiempo presente, algunos valores que pueden ayudar a hacer la vida de cada uno más serena y en armonía con el mundo de los otros y de nosotros mismos.
La doctora Adela Cortina, profesora y escritora, habla del respeto activo, como una forma de estar con los demás, comprender sus particularidades; así no se esté de acuerdo con ellas y hace énfasis en la empatía como parte esencial de la ética de la razón cordial.
La solidaridad es un valor que humaniza el paso por la existencia. Sin ella, no es fácil mirar a los ojos a otros cuando toca la puerta el dolor, los tormentos o el sufrimiento. Es este un valor para conjugar de manera cotidiana.
Respecto a la humildad, esta es la capacidad de mirar hacia adentro, conocer y reconocer, tanto los logros como las limitaciones; así como fluir de manera serena y modesta frente al éxito, actitud que acorta distancias con otras personas.
La oportunidad de expresar gratitud por las cosas buenas que se reciben en la vida, es un gesto que se acompaña valorando los momentos, las personas, las experiencias que se tejen día a día y nutren las relaciones; más aún cuando sobresalen las acciones positivas o adecuadas, por encima de las que causan desazón o desasosiego.
Con frecuencia se oye hablar de la empatía y aunque parece fácil pronunciar esa palabra, asumirla en el entramado emocional que se hila con los otros, no es tarea fácil. Se requiere de una gran dosis de respeto para ponerse en los zapatos de los demás, sin juzgar, sin criticar, ni estigmatizar. La empatía es cada vez más necesaria en nuestra sociedad como recurso esencial para cultivar la paz.
Y qué decir de la esperanza, que es una virtud imprescindible en los momentos de incertidumbre, la cual al lado de la confianza, ayuda a avizorar cambios posibles y momentos de bienestar y optimismo. Todo ello, necesario para conjugar y cultivar en tiempo presente y para estar atentos a asumir positiva y humanamente en el 2026.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com
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