He sido un firme defensor de la institucionalidad del sector de la Infraestructura de Transporte y de la adecuada participación del sector privado en el mismo. Todos sus representados y los demás empresarios no vinculados a la CCI conocen y reconocen las exitosas luchas que desde hace años hemos dado en defensa de este muy importante sector de la economía.
 Desde esta tribuna he hecho y seguiré haciendo observaciones, todas ellas informadas y sustentadas, al lamentable estado actual del Programa de Infraestructura del actual Gobierno nacional y también criticaré con vehemencia la obsecuencia con que se pretende ignorar y hacer invisible tal realidad.
 Tengo muy presente que no menos del 96% de las empresas de ingeniería del país son micro, pequeños y medianos emprendimientos que necesitan apoyo urgente y que exigen que alguien los represente y defienda bien ante el Gobierno, que es su principal contratante.
 Pero la delicada situación actual del país y del sector de la Infraestructura no necesitan de propuestas al presidente Petro para “elevar los espíritus” o invocar “esperanzas”, ni más faltaba. Lo que esperan es que seamos sus eficaces voceros para que prontamente les mejoren sus hoy escasas oportunidades de trabajo y para que les reconozcan y paguen oportunamente sus obras.
 Al parecer, a los dirigentes de la CCI les incomodan estas verdades. En su congreso han tenido a Petro en tres ocasiones y lamentablemente siempre han omitido señalarle lo que viene ocurriendo en el sector. Por eso creo tener el derecho y la obligación de preguntarles por qué no le reprocharon al señor Petro y su Gobierno:
 Que es lamentable y muy perjudicial la baja ejecución presupuestal de inversión del sector Transporte que, a 13 de diciembre de 2024, tan solo alcanzó el 35% de los $12,57 billones que finalmente les apropiaron. 
Que la modificación unilateral y por decreto de los contratos de concesión, como lamentablemente ocurrió en enero de 2023, causó enormes daños al sector y a las empresas, daño que aún no se repara y que ha dado origen a incontables demandas por más de 4 billones de pesos. Y que esto muy posiblemente conducirá a la terminación anticipada de varios de los 11 contratos de concesión vial de iniciativa privada. 
Termina el año y no se licitaron las vías Pasto-Popayán, Villeta-Guaduas y tampoco las autopistas del Café, incluido el tramo Calarcá-La Paila y la casi totalidad de lo anunciado en aeropuertos (hasta el de San Andrés se cayó). Y, claro, ya Petro les anunció a los antioqueños que les frenará todas las obras porque tienen planes de construir 1.450 km en ferrocarriles.
 Ni una alusión a los pleitos que sus afiliados tienen en este momento presentados en los tribunales de arbitramento, aparte de los que cursan en la jurisdicción contenciosa. Todo se volvió pleitos. Pasamos de 11 en 2022 a 36 tribunales activos cuyas pretensiones suman $15 billones, que seguramente serán resueltas a favor de las firmas convocantes. 
Ni un llamado para que el Gobierno pague cumplidamente las facturas de la obra pública realizada por sus afiliados. Adeudarles desde hace 6 meses más de medio billón de pesos es inaceptable y condenará a estas empresas a la quiebra.
 Ni una palabra sobre el muy bajo y preocupante avance del Programa Caminos Comunitarios de la Paz Total, cuya ejecución va en magro 7% y que, con plena certeza, no cumplirá la meta propuesta de invertir $8 billones y de intervenir 33.000 km de vías terciarias. Como bien lo anticipé hace casi dos años, lo que se nos presentó como una “inversión histórica” en vías terciarias, ya hoy es una “decepción histórica”.
 Sea esta la oportunidad para que la dirigencia de la CCI y el Dr. Caicedo se pregunten si el silencio reiterado del gremio no es un precio excesivo a pagar para que a las volandas les instalen su congreso y para que Petro ignore, regañe y ofenda a los empresarios que ustedes acogen en el mismo. 
Yo no dejaré de visibilizar los incontables problemas del sector y la profunda crisis que ha desatado el Gobierno del señor Petro. Peor no se puede estar. Vamos para tres años, tres flamantes congresos y nada les resuelven porque Petro ha sido muy claro en señalar que las carreteras son para los ricos y que los recursos deberían emplearse en otros frentes. Ante este desolador panorama es mejor hablar de frente y con franqueza. Se los aseguro.