La emoción, vista como amor, es un estado delicioso, pero hay más delirio que afecto sincero.
No razonas, y gran parte de tu vida se vuelve borrosa a medida que crece la emoción.
Te enfocas solo en lo bueno del otro y no ves sus defectos, o los minimizas.
Un imán muy poderoso atrae todos tus pensamientos hacia esa persona y estás deslumbrado.
Cuando están juntos, el tiempo se acelera sin misericordia. El fin siempre llega demasiado pronto.
En cuanto se separan, ya estás imaginando el próximo encuentro, contando las horas.
Llamas amor a un estado motivacional que crece con el romance, los detalles y el contacto físico.
No es amor, es una efusión, un autoengaño de dos que no terminará bien cuando se apague la pasión.

@gonzalogallog