En hebreo, pascua es pesah que significa paso. El paso del pueblo judío de la esclavitud de Egipto a la libertad, a una nueva vida.
Hoy sigue significando lo mismo, y nos habla del cambio que podemos dar para pasar de la oscuridad a la luz que brota del amor.
He tratado a seres que viven hace años un vida nueva libres de la adicción al licor o las drogas. ¡Feliz pascua!
Para liberarse eligieron buscar ayuda, practicaron la magia del perdón y decidieron amarse y amar de verdad.
Ese paso liberador pide humildad para reconocer las propias fallas y para aceptar que otros nos guíen y nos apoyen.
Una pascua pide tener estos autos que no cuestan nada: autoamor, autoconocimiento, autocontrol y autoconfianza. Al mismo tiempo pide dejar de lado un auto perverso: el autoengaño, o sea, maquillar tus fallas y creerte tus propias mentiras.
Estas son las tres más comunes: 1. Lo que hago es normal y no es malo. 2. Eso lo hacen todos. 3. Yo manejo eso sin ayuda.