La próxima vez que choques las copas en un brindis recuerda que ese fue un gesto de confianza.
Dicen que esta costumbre es un vestigio de tiempos remotos, cuando se ponía veneno en las copas.
En épocas de siniestros presagios se dejaba caer un poco de vino en otra copa, incluso entre “amigos”.
Era una manera de asegurarse de que nadie tenía nada en contra y de que podían confiar recíprocamente.
Hoy en día ya es un simple ritual, pero es bueno recordar su origen y darle espacio a la confianza.
Un valor que pone piso firme a las relaciones, y que se fortalece con tu transparencia y tu lealtad.
No hagas malabares con la verdad, o sufrirás en el mundo alucinante de los falsos y los hipócritas.
Jesús dijo: “La verdad os hará libres”. El mentiroso lo sabe porque vive en una cárcel emocional y nadie confía en él.

@gonzalogallog