Una vez que has masticado y tragado la comida, esta inicia su viaje por el tracto gastrointestinal.
Es un largo y enredado camino que comienza en la boca y termina en el ano.
Pasa por: El estómago, que digiere; el intestino delgado, que absorbe nutrientes, y el intestino grueso, que absorbe agua y sales.
El movimiento de la comida a través del tubo digestivo es conocido como motilidad intestinal.
El proceso es controlado en parte por miles de millones de bacterias presentes en el intestino.
El microbioma con las bacterias ayuda a desarrollar el sistema inmune y a descomponer el alimento.
La flora intestinal es clave para que la comida circule bien a través del tubo digestivo.
Afirma: “Gracias Dios y gracias cuerpo. Gracias células y gracias bacterias por su buen servicio”.
@gonzalogallog