Los tiempos de abatimiento son tiempos de entrenamiento en aceptación, fe y resiliencia.

Jesús los vivió porque fue juzgado, criticado y, lo peor, crucificado como un delincuente.

Imagina el insondable y sordo dolor de su amada madre, María, allí con su amado hijo.

Para todos los humanos hay épocas duras de desierto, de aridez, de agobio.

Unas se eligen en el plan que traza el alma antes de encarnar para poder crecer en amor.

Solo se practica amor si hay ofensas, resiliencia ante los golpes y aceptación si algo parece inaceptable.

Si de verdad cultivas con Dios una comunión amorosa, no hay peso que él no aligere.

No hay herida que no cure, no hay tristeza que no aplaque y no hay vacío que no llene.

@gonzalogallog