Una fábula china narra la historia del rico mercader que encargó una acuarela a un eximio pintor.
El artista pidió diez meses de espera y, cumplido el plazo, el hombre rico fue a reclamar su obra.
Entró al estudio del pintor y se llevó una triste sorpresa: el artista no había trazado una sola línea.
Iba a quejarse, pero el artista lo sentó frente al caballete y le dijo que observara atentamente.
Se relajó varios minutos y con un trazo seguro comenzó a pintar un paisaje de ensueño.
Pasaron las horas, y el mercader estaba perplejo y extasiado ante una pintura tan soberbia.
El artista terminó, pidió mucho dinero y el mercader dijo que era mucho por un trabajo de pocas horas.
Pagó cuando el maestro le mostró cientos de bocetos con los que se había preparado durante meses.
@gonzalogallog