Logra que la vida sea oración y la oración sea vida.
Enriquece tu alma con otras formas de oración: Afectiva o de amor, meditación, oración de alabanza, perdón gratitud, petición.
Aprende a orar con el silencio para que, en lugar de hablar escuches a Dios en tu corazón.
Cuatro pasos para orar:
Perdón: Se pide y se regala.
Alabanza: Decirle cosas lindas a Dios.
Petición: Por uno y los otros.
Agradecer: Dar gracias por lo bueno y lo “malo” que te enseña algo valioso.
Evita que la vida espiritual se deteriore con el virus de la rutina. Enriquécela con algo nuevo:
Meditación, música espiritual, esencias, rituales, buenas lecturas, el silencio.
Comparte tu espiritualidad con otros que anden en la misma onda. Un buen grupo ayuda mucho.