Hace cuarenta años Manizales contaba con diez salas de cine. Los aficionados tenían para escoger si querían ver una película. Si las deseaban de vaqueros, estaba el Teatro Colombia; Franco Nero era el actor preferido en esa sala. Si el programa era ver a Johnny Weismuller personificando a Tarzán, debían visitar el Teatro Manizales. Y si de lo que se trataba era de reír con actores de mediana calidad, en el teatro Avenida podían verse las películas de Tin Tan y Resortes. En el Teatro Colón se proyectaban películas de Viruta y Capulina.
Si se quería ver una película de esas lacrimógenas que hacían los mexicanos, la cita era en el Cumanday. Allí se proyectaron las mejores cintas de Mario Moreno, Cantinflas. Las colas para ver “El Agente 777”, o “El Barrendero”, o “El Bombero Atómico”, o “El bolero de Raquel”, eran impresionantes. Mientras unos hacían cola, otros se entretenían mirando los libros que se exhibían en la vitrina de la Librería Atalaya, o las mujeres que atendían las mesas en El Morichal. Este teatro presentó “Tiburón” y “Donde las águilas se atreven”.
El Fundadores y El Cid eran los mejores teatros de Manizales. Las mujeres asistían a matiné en compañía de sus novios para ver las películas de moda.
Masticando papitas fritas, o comiendo crispetas, o degustando un paquete de chitos, se pasaba la hora y cuarenta y cinco minutos que duraba la cinta. Fueron los tiempos en que el mejor pasatiempo dominical era ir a social doble. A las tres de la tarde las parejas hacían fila frente a la ventanilla para comprar la boleta.
Cómo no recordar esas películas que marcaron una época en la historia del cine.
“Casablanca”, con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman; “Benhur”, con Charlton Heston y Stephen Boyd; “Quo Vadis”, con Robert Taylor y Débora Kerr; “Los últimos días de Pompeya”, con Preston Foster y Halan Hale; “María Estuardo”, con Katherine Hepburn y Fredich Marsh; y “Lo que el viento se llevó”, con Clark Gable y Vivien Leigh, fueron películas que enseñaron lo que era el séptimo arte.
Diez teatros no eran suficientes para albergar a tanta gente que sentía pasión por el cine. El teatro Colón quedaba por los lados del Parque San José. Funcionó por la época en que en ese sector quedaba la zona de tolerancia, conocida como La Avanzada. En la avenida Santander, frente a la calle que conduce al Cementerio San Esteban, estaba el Teatro Avenida, que presentaba películas en simultánea con el Olympia. Durante varios años funcionó en el Seminario de los Redentoristas el teatro Nikel Odeón. Y en el Multicentro Estrella funcionó el Multicine.
El último teatro que funcionó en Manizales fue El Cid. Allí brillaron Sophía Loren, Greta Garbo, Rita Haywort, Gina Lollobrígida, Bárbara Streisand, Marlene Dietrich, Briggite Bardot, Elizabeth Taylor, mujeres que dejaron en los amantes del cine el recuerdo de su sensualidad. Después de la demolición del Teatro Olympia, ocurrida en abril de 1978, empezó la debacle para estas salas. Esta joya de la Arquitectura Republicana, inaugurada el 8 de mayo de 1930, quedó convertida en locales comerciales y un parqueadero.