Aranzazu realizó el pasado 21 de noviembre el Primer Encuentro de Escritores Javier Arias Ramírez, evento cultural programado como homenaje a uno de los más grandes poetas que ha dado Caldas, nacido en este municipio el 11 de noviembre de 1924, autor de los libros Grito de arterias, Una memoria escucho, Razón de la vigilia, La sombra tiene un eco, La muerte que me puebla, Sinfonía homonésima, Soledad inconclusa, En mi patria de sueños, Cantasueño del aire pajariego y Patria mía Aranzazu. El propósito del alcalde, Sebastián Merchán Zuluaga, era reunir a los trabajadores de la palabra nacidos Aranzazu para hacerles un reconocimiento.
Si alguien le agradece al alcalde de Aranzazu haberle puesto a este evento el nombre de Javier Arias Ramírez soy yo. Como escritor, he trabajado por no dejar que el olvido cubra su nombre. Tanto, que en julio de 1987 convencí al entonces director del Instituto Caldense de Cultura, Jorge Eliécer Zapata, de rendirle un homenaje al cumplirse el primer año de su muerte. Ese día di lectura a un ensayo sobre su obra poética que Augusto León Restrepo publicó en una colección que auspiciaba la Contraloría de Caldas. Y en octubre del 2013, con César Montoya Ocampo, logramos convencer a Gabriel Zuluaga de publicar una antología de su obra poética.
Le he puesto a este artículo el nombre Razones para justificar una ausencia para dar respuesta a decenas de mensajes y llamadas en la que me preguntaban por qué razón no asistí al evento. Conocedor de mi admiración por la obra del poeta, el alcalde, Sebastián Merchán, mi pidió que le colaborara en la organización. Acepté.
Le propuse entonces que se hiciera un evento de connotación regional, invitando a escritores de Caldas. El alcalde aceptó. Invité a Octavio Escobar Giraldo, Albeiro Valencia Llano, Teresa González, Fabio Vélez Correa, Juan Carlos Acevedo, Carlos Mario Vallejo, Carlos Augusto Jaramillo y Julián Bernal Ospina.
El alcalde delegó en Andrés Felipe García la organización del encuentro. Sin embargo, este funcionario no los tuvo en cuenta en la programación. La idea era que cada uno hablara en los planteles educativos. Pero este señor no aceptó.
Elevé mi protesta. Como no se me escuchó, le dije a cada uno lo sucedido. Seis de ellos decidieron no asistir. No le encontraban sentido para hacerlo si no iban a participar en un diálogo con los estudiantes. Asistieron Juan Carlos Acevedo, por la Red de Bibliotecas de Caldas, y Carlos Augusto Jaramillo, porque el escritor Gustavo López Ramírez le dijo que lo acompañaba a un taller sobre narrativa. Propuse también presentar dos libros, uno mío y otro de Gustavo López Ramírez.
El coordinador argumentó que no alcanzaba el tiempo. Lo mismo ocurrió con la idea de hacerles un homenaje a Arias Ramírez y a César Montoya Ocampo. No culpo de esto al alcalde. Su intención fue hacer un buen evento cultural. Tengo por él admiración y gratitud. Es un buen alcalde, una persona joven, con carisma. Lo quiere la gente porque busca lo mejor para Aranzazu.
Mi ausencia fue un rechazo a la no inclusión de mis propuestas en el programa, a cargo del coordinador. No fue una protesta contra el alcalde, Sebastián Merchán. Para él solo tengo reconocimiento por su buena gestión.