La economía colombiana en el 2025 estuvo marcada por un ambiente político extremadamente polarizado y hostil, que generó unos altos niveles de desconfianza e incertidumbre. Y aunque es difícil escoger entre tanta noticia y acontecimiento, conviene aventurarse a lanzar un ranking de los cinco temas más relevantes que nos deja el año viejo. Vamos de abajo hacia arriba.
En el puesto quinto se ubican las remesas. Y es que esos “pequeños giros” de dólares que reciben mensualmente innumerables familias colombianas, se han convertido en uno los pilares de nuestra economía, a tal punto que ya superan a las exportaciones de café, carbón y manufacturas, individualmente consideradas, y le pisan los talones a las de petróleo. Para este año las remesas superarán los 13.000 millones de dólares. ¡Palabras mayores!
El cuarto lugar del escalafón es, precisamente, para el dólar. Su comportamiento ha sido motivo de alegría para muchos y sentimiento de tristeza para otros. Hace apenas tres años, en noviembre del 2022, un dólar valía $5.061, el precio más alto de la historia colombiana; y mientras que en enero del 2025 arrancó a $4.409, este diciembre cerrará promediando los $3.800. ¿Por qué? Confianza en la economía dirán algunos, pero lo cierto es que se trata de un fenómeno global que se presenta en casi todas las economías del mundo… y que esperamos su destorcida tarde o temprano.
El tercer puesto del podio es para el trinomio PIB-desempleo-inflación. A septiembre, el crecimiento económico (PIB) era apenas del 2,8%; y aunque buena parte se sustenta en el desbordado gasto del Gobierno nacional, lo cierto es que han sido el comercio y la industria los verdaderos soportes de ese crecimiento. De otro lado, el desempleo se mantiene en un dígito (8,2%), pero la informalidad preocupa (55%). Y la inflación, que se resiste a bajar del 5%, inquieta profundamente al Banco de la República frente a las amenazas de incrementos desbordados del salario mínimo, de la energía y de los combustibles.
Y por ello, el segundo lugar del podio es para los combustibles. En cuanto al gas, ya el Gobierno anunció su importación para el 2026, lo que impactará severamente la canasta familiar. Y por el lado del petróleo el panorama es aún más complejo, pues el 2025 estuvo marcado por la caída sostenida de la producción, las menores exportaciones del crudo y la caída estrepitosa de las utilidades de Ecopetrol, todo lo cual ha contribuido severamente al deterioro de las finanzas públicas colombianas.
Y precisamente son estas, las finanzas públicas, las primeras del podio, que siguen en cuidados intensivos por su notable deterioro. Lo comprueban el gigantesco incremento de la deuda pública, el altísimo déficit fiscal, el desmedido y desfinanciado presupuesto nacional de este y del próximo año y el reiterado incumplimiento de la regla fiscal. Y para rematar, la Tesorería nacional, con su caja, al borde del colapso.
Si a Crescencio Salcedo, compositor colombiano de la icónica canción “El año viejo” le dejó en 1953 “una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra”, a los colombianos este 2025 nos deja una economía incierta, la olla raspada, el dólar barato, los combustibles caros y unas buenas remesas… ¡Feliz Navidad y próspero año!