Por fin la Universidad de Caldas designó Rector, después de casi ocho meses cuando el Consejo Superior se metió un autogol al haber declarado que algunos de sus miembros quedaron recusados y otros impedidos, por lo que esta Corporación le pidió a la Procuraduría que decidiera si éstas acusaciones eran o no válidas. Su responsabilidad se la dieron a un otro, violando el principio milenario de la autonomía, que establece que las universidades tienen la potestad de determinar sus propios reglamentos y definir sus propias autoridades.
Un autogolazo que terminó afectando de manera negativa la imagen de una institución que ha gozado de prestigio y reputación. Esto se hizo evidente, cuando se recibió la respuesta de la Procuraduría que registró que sólo había qué buscarles reemplazos ad hoc al representante del gobernador y a la decana de la Facultad de Artes y Humanidades; y que los demás se encontraban aptos para la designación del rector/a.
Y aunque a los impedidos y recusados, como Carlos Tadeo Giraldo Gómez, delegado del entonces presidente de la República, Bernardo Rivera Sánchez, representante de los ex rectores, y a Laura Alzate Alarcón por los los estudiantes, el Ministerio Público los exoneró, la presencia de los dos últimos en el debate y decisión, no deja de producir un sabor agrio: Rivera Sánchez es un consejero a quien le gusta “sentarse” en el poder (supongo que extraña la silla de la rectoría); y, obviamente, no es sano para una democracia -y menos en una universidad pública- que un consejero esté más de dos períodos consecutivos; el asunto también está en que, al parecer, a los demás ex rectores les da pereza asumir esta representación. Y la estudiante Alzate Alarcón, tomó la decisión de acompañar en su campaña al actual rector (¿juez y parte?), lo que no deja de ser desafortunado, máxime porque 2.774 estudiantes se habían manifestado en contra también del actual rector; una cifra significativa, pero a la representante estudiantil no le importó. Los estudiantes deberían pensar si están bien representados.
No puedo dejar de preguntar por los suplentes de los consejeros, ¿no podían tomar esa decisión?, o… ¿también, por extensión, quedaron inhabilitados? Ah, pero recuerdo que la representación estudiantil no tenía suplencia; y la del consejero ex rector Rivera Sánchez, había renunciado a esa silla.
Lo bueno de esto es que en la U. de Caldas se terminó la interinidad. No creo que sea sana ninguna interinidad, así sea legal, máxime cuando fue por tantos meses… Pero la irresponsabilidad de este C S, así lo dispuso. Y nos la tuvimos qué aguantar. Por fin ya se designó rector. Ponderados los votos, la consulta arrojó una terna: el primer lugar fue para Claudia Patricia Jaramillo (2.132), decana de la Facultad de Ciencias de la Salud. Una mujer buena, decente, trabajadora, que le ha aportado desde su decanato al desarrollo de la formación en el área de la salud a cientos de estudiantes, acompañada por muchísimos profesores. No obstante parecerme una buena candidata, le manifesté que no creía que el C S, que es eminentemente patriarcal, le diera la oportunidad. Y así fue. ¿Hasta cuándo será esto? Soy un convencido de que en la U de C hay mujeres que con seguridad harían una muy buena rectoría. El segundo lugar fue para el blanco (3.038), una expresión legitima y constitucional de un alto número de estudiantes, profesores y egresados. Y, el tercer lugar fue para Fabio Hernando Arias Orozco (1.494), quien finalmente se quedó con el cargo. Un hombre que sabe manejar los hilos del poder público, máxime que se ha hecho un nombre en varias administraciones gubernamentales, incluyendo la Vicerrectoría Administrativa y Financiera (2008/2014) de esta misma universidad. Un hombre bueno, responsable, ambicioso, ejecutivo…, y del que se esperaría que sus posturas ideológicas no vayan a interferir con el destino de la Universidad de Caldas.