Desde hace más de 20 años, los habitantes de Supía y Caramanta esperan la pavimentación de la vía que conecta a ambos municipios, siendo uno de los instrumentos para impulsar el desarrollo de Caldas y Antioquia, dos departamentos hermanos.
Esta obra es una responsabilidad de sus gobernaciones y, de hecho, en el 2021 escribí en este mismo espacio sobre la urgencia y necesidad de concretar este propósito.
Ese año, tras un gran esfuerzo, se realizaron los estudios y diseños técnicos, identificando los aspectos financieros y estructurales necesarios para atender esta demanda histórica de la comunidad.
Luego, tras una gestión incansable ante la Gobernación de Caldas, se logró que la obra fuera incorporada para ser financiada con recursos del Sistema General de Regalías-SGR.
La Región Administrativa y de Planificación (RAP) del Agua y la Montaña, nació en el 2021, concebida como una estrategia para que las gobernaciones de Caldas y de Antioquia trabajaran conjuntamente en la mejora de las vías que las conectan; con los estudios y diseños ya listos, la pavimentación de la vía Supía-Caramanta tomó un papel central en la agenda regional.
Inicialmente, ambas gobernaciones decidieron financiar la obra en conjunto, creando un fondo común para pavimentar los 22 kilómetros que unen estas localidades.
Sin embargo, en un intento de capitalizar políticamente el proyecto, el entonces gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez, distribuyó volantes en cada casa de Supía atribuyéndose la iniciativa, generando grandes expectativas en la comunidad.
Meses después, sin mayores explicaciones, las gobernaciones cambiaron de estrategia y determinaron que cada una ejecutaría la obra dentro de su jurisdicción, trabajando por separado.
A finales del 2023, al término del mandato de los gobernadores salientes, se anunció por Antioquia que el contrato estaba adjudicado; y por Caldas, que el proceso estaba en curso. Ahora la responsabilidad de la ejecución recaería en las nuevas administraciones.
Sin embargo, a más de un año del inicio del Gobierno de Henry Gutiérrez, y a pesar de que el secretario de Planeación fue ratificado y designado como gerente de la RAP, no se ha removido un solo metro cúbico de tierra, a pesar de contar con un contratista y los recursos económicos disponibles.
Según el acta de inicio, la obra debía arrancar en octubre de 2024, acumulando cinco meses de retraso.
Como si fuera poco, el 27 de diciembre de 2024, mediante la Resolución 5693-4 de la Secretaría de Infraestructura de Caldas, se ordenó el “cierre total y definitivo” de la vía, debido a la pérdida de la banca en el sector de Mediacaral.
Esta decisión, tomada en plena temporada de fin de año, afectó gravemente el bienestar de la comunidad.
Lo paradójico es que, mientras la Gobernación de Antioquia avanza con sus compromisos y la pavimentación, en Caldas solo se escuchan excusas, aplazamientos y negligencia.
El próximo 22 de febrero, en Caramanta, se llevará a cabo el encuentro de los “50 pueblos paisas”, en el que las autoridades de ambos departamentos deberán reafirmar su compromiso con esta obra.
La comunidad espera respuestas concretas, esta vía no es solo una necesidad, sino un derecho, es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y agilicen su ejecución.
