¡Hoy es el día! Empieza la Copa Sudamericana para Once Caldas frente a uno de los grandes del continente: Fluminense de Río de Janeiro, que ganó su única Copa Libertadores en 2023 ante Boca Juniors, igual que el Blanco en 2004 y que hace un año celebró el título de la Recopa frente al ecuatoriano Liga Deportiva de Quito.
Fluminense despidió el sábado a Mano Menezes, exseleccionador nacional (2010-2012) luego de perder 2-0 con Fortaleza por la serie A del Brasileirao, cobrándole además la derrota en la final del Campeonato Carioca contra Flamengo, su máximo rival, y al parecer, los roces con pesos pesados del vestuario como Thiago Silva, exjugador del Chelsea y PSG.
Tres colombianos integran su plantilla: Gabriel Fuentes, exlateral del Júnior, Kevin Serna, estupendo volante, poco reconocido porque hizo su carrera en Perú, y John Arias, para muchos el mejor extranjero en ese país. Y cuenta con Germán Cano, quien hace poco superó el centenar de goles en Brasil y es el artillero histórico del DIM, con 129 tantos en 196 partidos.
Fluminense, que también jugará este año el Mundial de Clubes contra el Borussia Dortmund alemán, el Mamelodi de Sudáfrica y Ulsan de Corea del Sur, llegó a Manizales con Marcão como técnico interino, cargo que ya había asumido en 2024 cuando fue destituido Fernando Diniz, antes de la vinculación de Menezes.
Once Caldas comienza su andadura con más incógnitas que realidades: nómina corta, nivel bajo y rendimiento disparejo, dado que la constante sigue siendo la irregularidad entre tiempos. Pasó en su último triunfo sobre Llaneros, en el cual, tras una solvente etapa inicial sin gol, terminó acorralado, sin sufrir porque el rival fue débil, pero dominado.
Dependerá del orden, el talante, la entrega y la disposición táctica. Han pasado once fechas de Liga sin que se consolide la idea y como la Sudamericana es un certamen especial, serán la motivación y el compromiso factores adicionales que, seguramente jugarán a favor, vista la imagen internacional que conlleva.
Es Once Caldas vestido de Colombia, sin claudicaciones, con respeto por el rival, pero sin temores. Que sea un regreso dulce después del amargo sorbo de 2019, cuando en eliminación directa fue despachado por Santaní de la segunda división paraguaya. Que sea el renacer de un equipo con imagen, cuyo nombre ha trascendido y se recuerda con cariño.
Sus fortalezas están en el portero James Aguirre, líder por naturaleza y de condiciones excelsas, la pareja de centrales, siendo sensible la ausencia de Jorge Cardona, el espíritu combativo de Mateo García en el medio, los desbordes por izquierda de Michael Barrios y los momentos de lucidez del goleador Dayro Moreno.
Las preocupaciones nacen en la marcación sobre los costados, las escasas creatividad e imaginación y la falta de gol. Ha sido un semestre con dificultades en la adecuación, instalación y ejecución de la propuesta, que fue notable la temporada anterior, por lo que será determinante apelar a esas manifestaciones de amor propio y vergüenza deportiva.
Su gran aliado será el público, siempre presente. Diez mil frente a Llaneros -habitualmente son 15 mil- y esta vez estadio colmado, como en aquellas noches gloriosas de la Copa Libertadores, inolvidables, divertidas y excitantes. De nuevo, Manizales y Caldas están de fiesta, porque su equipo es protagonista en un torneo continental y soñar es válido, si todos vamos de la mano.
Hasta la próxima…
