Colombia enfrenta El Petro, el peor tropiezo en toda su historia en lo político y social, en cabeza de su líder de izquierda Gustavo Petro, que, con su consigna del Gobierno del Cambio construyó una narrativa basada en una ideología obsoleta, convenciendo a una cantidad de ingenuos que no comprenden hechos.

El peor tropiezo en lo político. Qué esperanza se puede tener cuando la persona que ejerce la dignidad de jefe de Estado tiene un trastorno disociativo de identidad, mitómano, irreverente, incumplido, incendiario; es decir, con comportamientos, actitudes y acciones que afectan toda relación; situación extremadamente delicada para un país porque genera imprevisibilidad, desconfianza y afecta la gobernabilidad. Adicionalmente es una persona con graves antecedentes en el pasado por haber formado parte del grupo guerrillero M-19 al que todavía le rinde honores.

El peor tropiezo ha sido el nombramiento de funcionarios sin ninguna preparación técnica, sin conocimiento del oficio que van a desempeñar, sin formación académica, sin experiencia; es decir, sin el cumplimiento de los perfiles o requisitos indicados, lo que conlleva a fracasos y errores que se manifiestan en la ejecución de acciones equivocadas, toma de decisiones desacertadas, falta de ética y moral, abuso de poder, entre otras que afectan directamente los presupuestos del Gobierno, de los empresarios, y lo más grave, el bolsillo de los ciudadanos.

El peor tropiezo con los errores estratégicos, como las alianzas de este Gobierno con los personajes más siniestros de la derecha colombiana, como Benedetti, Roy Barreras y otros ambivalentes y volubles como Álvaro Leyva y Luis Fernando Velasco.

El peor tropiezo con los Gestores de Paz, asignando esta delicada responsabilidad de promover la paz y la reconciliación a exguerrilleros y exparamilitares con antecedentes penales graves y con un gran historial delictivo.

El peor tropiezo con los escándalos de corrupción, que son el pan de cada día y que en este Gobierno se presentó uno de los más sonados en toda la historia, como el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).

El peor tropiezo con promesas incumplidas y de gran impacto social como el no pago de la deuda de la opción tarifaria por nombrar solo una, y que hoy asciende a 3.1 billones de pesos, promesa hecha en Barranquilla para ayudar a las clases de estratos 1, 2, y 3 buscando rédito político y que hoy tiene en riesgo el servicio de energía en la costa caribe, el aumento de tarifa o el traslado de dicha deuda a los estratos 4, 5, 6, y a los sectores industrial y comercial.

El peor tropiezo, populismo sin sustento fiscal, lo que conlleva a recortes de programas sociales en vivienda, educación, salud, y al apoyo de otros sin sentido como el programa Jóvenes en Paz, con el que se busca romper ciclos de violencia, se negocia con criminales debilitando el estado de derecho, generando desconfianza y gastando más de lo que ingresa, lo que hoy representa un déficit fiscal del 6% del producto interno y un endeudamiento de más del 50%, poniendo en riesgo la regla fiscal.