Salamina fue, durante tres días, un escenario de diálogo, reflexión y compromiso. El Primer Encuentro de Arquitectura Patrimonial nos permitió reunir voluntades y sensibilidades diversas en torno a un mismo propósito: comprender que conservar no es detener el tiempo, sino darle continuidad a la memoria.
Desde la Sociedad Colombiana de Arquitectos (SCA) Regional Caldas celebramos la disposición del alcalde, Manuel Fermín Giraldo, y su equipo de Gobierno; la gestión impecable de Sthefanie desde la Casa de la Cultura, y el apoyo decidido de Decorcerámica, que entendió que el patrimonio también se construye desde las alianzas. Pero, sobre todo, exaltamos la alianza con el Banco de la República y el trabajo extraordinario de Ivonne Mendoza, cuyo compromiso con la cultura del departamento se ha convertido en un referente de sensibilidad, continuidad y responsabilidad pública.
Nos alegró ver la presencia constante del concejal Juan José Henao, quien acompañó cada jornada demostrando que las juventudes políticas pueden y deben tener un papel activo en la protección del patrimonio. Su interés genuino en los procesos locales nos recuerda que el futuro del territorio también se construye desde la escucha.
Los diálogos de este encuentro propusieron un formato distinto: no conferencias unidireccionales, sino conversaciones abiertas, donde el pasado, el presente y el porvenir de Salamina se entrelazaron entre voces de arquitectos, habitantes, historiadores y gestores culturales. Se habló del futuro de la declaratoria, de la vivienda patrimonial, del turismo sostenible y de la importancia de unificar criterios para preservar la autenticidad del paisaje urbano.
De allí surgieron compromisos compartidos entre la Alcaldía, la SCA, los miembros de Icomos, los gestores de la declaratoria y los ciudadanos, que demostraron que el patrimonio sólo vive cuando la comunidad lo siente como propio.
El presidente nacional de la SCA, Mauricio Uribe, expresó públicamente su compromiso con Salamina, reconociendo el valor de este municipio como símbolo vivo del patrimonio colombiano y como ejemplo de cómo la arquitectura puede mantener un diálogo profundo entre memoria y contemporaneidad. Sin embargo, una ausencia nos dolió: la de las universidades.
Las mismas aulas que alguna vez fueron semillero de la declaratoria de Salamina como Patrimonio de la Humanidad, hoy se mostraron ausentes. Es preocupante que los espacios académicos se alejen del territorio, que los estudiantes de Arquitectura dejen de habitar lo que en teoría aprenden a construir. El patrimonio no se enseña en planos: se comprende caminando las calles, escuchando las casas, sintiendo su temperatura y su fragilidad.
Este encuentro no termina en Salamina. Desde la SCA Caldas extendemos este compromiso a Manizales, a su Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico y al reto que asume la Alcaldía por comprender que el patrimonio no es solo pasado, sino también una política de futuro urbano.
Reconocemos la presencia de María Alejandra González, directora de la Asociación Cívica del Centro Histórico de Manizales, como asistente en Salamina, y la invitamos junto a la Alcaldía y a la SCA Caldas a construir una estrategia colaborativa y coherente que oriente las intervenciones del Centro Histórico desde criterios de identidad, respeto y visión territorial. Porque el patrimonio no puede reducirse a una estética globalizada o a un catálogo de modas visuales: debe ser una expresión viva de lo que somos como región y como cultura.
El encuentro en Salamina fue, en esencia, un recordatorio: el patrimonio no pertenece al pasado, sino a la forma en que elegimos habitar el presente. Y esa elección (honesta, colectiva y profundamente humana) es la que define el futuro de nuestras ciudades.