Cuenta la historia que hace mucho tiempo en una pequeña y fría comunidad, vivía una familia con muchas dificultades económicas; ese año las cosas no habían ido bien para ellos y no tenían para dar regalos a sus hijos en la Navidad. Cuando los vecinos se dieron cuenta de la situación, se reunieron para recolectar alimentos, ropa y juguetes. Antes de la medianoche del 24 de diciembre, pusieron todos aquellos obsequios en la puerta de la casa de la familia, de tal manera que, al despertar los niños, descubrieron el asombro inocente por los regalos que habían recibido del cielo, en tanto que sus padres agradecieron entre lágrimas la calidez de sus vecinos. 
Historias como esta dedicadas a iluminar el mundo se cuentan y recuentan por todos lados durante el último mes del año para inspirar acciones, ideas o contribuciones tendientes a impactar la vida de los demás a través de la generosidad y la fraternidad. Por esta razón es que el pasado 18 de diciembre se llevó a cabo en el salón Olimpia de Manizales, la celebración anual de “ilumina el mundo” de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, que tuvo por objetivo celebrar la Navidad con niños de escasos recursos económicos. 
Creyendo que los actos de bondad deben ser acciones cotidianas de ayuda para los demás, los miembros de la mencionada iglesia participaron en una teletón navideña que reunió más de 150 regalos entregados a los pequeños, con la simpatía de un papá Noel cariñoso. En este evento cultural y musical que tuvo por inspiración el amor de Cristo y el apoyo de la comunidad de asuntos religiosos de la Alcaldía Municipal, se disfrutó de los himnos, las palabras de inspiración, y los villancicos, adornados por un pesebre en vivo, bombas rojas y blancas, el helado y un simple refrigerio que representó los principios de amor y servicio. 
Este evento ya se había realizado en el municipio de Chinchiná durante la segunda semana de diciembre, y será replicado igualmente en el municipio de Villa María para construir el relato de una Navidad centrada en el Salvador, que cuida de los más necesitados. Es un compromiso a largo plazo para con las familias de bajos recursos, el que inspira iniciativas para sentir el verdadero espíritu cristiano que no se limita a las luces y las festividades, sino al significado profundo de la vida.
La verdadera Navidad, la tradición que ha sobrevivido a los siglos viene de la disposición de dar, de contribuir, de crear momentos especiales de reunión con los seres queridos, de sostener las sonrisas de los pequeños y experimentar la fe que proporciona sentido personal y conecta las generaciones creando experiencias perdurables. Es navidad ayudar a alivianar las cargas de los demás como en la historia que encabeza esta columna; es un ambiente de gratitud por la sagrada familia y por la alegría que fortalece los vínculos con otras personas.
Por eso, todo esfuerzo que se haga por conservar la navidad es también un esfuerzo por iluminar el mundo, porque son momentos mágicos que arraigan tradiciones positivas como la de ayudar a los necesitados. Es la época de recordar y construir recuerdos; tiempo para aprender amabilidad, compasión y bondad. Es la expresión creativa de las comunidades que estimula la comprensión de tradiciones culturales y religiosas. Es la espera paciente de las dádivas divinas que no se expresan solamente en los aguinaldos, sino en el compartir, el juego y el trato empático. Es tiempo de enseñar a los niños con devoción y emoción, el significado del año que termina con el mundo iluminado.