Se inician las campañas electorales y visitan nuestros barrios y veredas los candidatos a la alcaldía municipal. La finalidad de su presencia se enmarca en la construcción de los programas de gobierno a partir de las necesidades que van identificando en cada uno de los rincones de los municipios, consolidando al final necesidades que soportarán la posible ejecución de los recursos de inversión en el próximo cuatrienio de administración. Si bien pareciera que este es el ejercicio común de las campañas electorales, al final es uno de los grandes errores que se cometen en el ejercicio de la planificación territorial.
Los candidatos asumen compromisos sin conocer la situación financiera de las entidades que posiblemente administrarán como alcaldes. El ejercicio de planeación territorial debe iniciar por definir cuál es la situación financiera y presupuestal en la que posiblemente se entregará un municipio en el evento de ser ganador de la contienda electoral, definir puntos tan importantes como la existencia de déficit presupuestales, los compromisos de vigencias futuras extraordinarias, o los empréstitos o créditos vigentes y las fuentes de pignoración que quedaron comprometidas para pagar los mismos.
Establecer la existencia de sentencias judiciales que estén pendiente de pagos, dentro de las contingencias que deberá asumirse con el presupuesto del respectivo cuatrienio, deberá ser esta la información con la cual podrá acudirse a los diferentes sectores de la población para efectivamente comprometerse con soluciones a las necesidades expuestas y no quedar con simples promesas de acciones que no tendrán los recursos suficientes para cumplirse.
Los candidatos deben entonces tener muy claro las finanzas de la entidad que piensan gobernar. Por más intención que se pueda tener de realizar un buen ejercicio en un periodo de alcalde, nada podrá realizar si la entidad que va a recibir cuenta con un cumulo de compromisos presupuestales que limitarían el ejercicio de inversión que pretendía desarrollar. Por ello, es necesario que los equipos de los candidatos, como los propios ciudadanos conozcamos las realidades actuales de las administraciones municipales. Contar con la información suficiente, permitirá que al final el ciudadano no tenga que lamentarse del voto de confianza que dio, para quien por la falta de información lo llenó de ilusiones que posteriormente no pueda cumplir.
Algunos candidatos para limitar estas realidades hablan de la gestión de proyectos y la consecución de recursos, sobre la que no podríamos más que afirmar que la gestión es una acción tan aleatoria como una rifa o un juego de azar, que si bien se puede dar, nadie garantiza que al final se logren las acciones que se emprendan por un alcalde, en especial en un país donde los recursos públicos de los niveles nacionales no se aplican a los territorios por necesidad, sino por conveniencia política.
Los ciudadanos deberán preferir al final un candidato sincero y realista de lo que podrá realizar y no un cuentero que termine llenando de ilusiones y mintiendo en búsqueda de ganar votos en contra de lo que legalmente podría realizar, y los candidatos deberán tener el grado de conciencia de evaluar si sus cuatro años de mandato serán destinados para sanear financieramente los municipios ante las realidades encontradas o de contar con las capacidades financieras y administrativas que efectivamente les garanticen acciones de mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes.