No es imposible, pero si es muy difícil para Colombia reemplazar económicamente los hidrocarburos. Cerca de 3.3% del PIB, 40% de las exportaciones y casi $7.5 billones de ingresos fiscales, depende de la actividad petrolera. Aunque suena lindo para la galería argumentar que se reemplaza con alguna actividad benéfica, la verdad es que en el corto plazo el candidato realista para reemplazar el petróleo es el cobre. Este es un metal verde requerido para la transición energética, para el cual un proyecto pequeño empieza desde US$500 millones de inversión. A pesar de sus bondades ambientales y su impacto económico, en Colombia explotar cobre tampoco se puede.
Así como el peso colombiano se correlaciona con el precio del petróleo, para Chile y Perú sus monedas bailan con el precio del cobre. En nuestra región, Chile es de lejos el principal productor del mundo, Perú es el segundo, Panamá el octavo, mientras Colombia es el 37. Siempre se ha pensado que la misma formación de Los Andes que le da cobre a estos países, debería darle el preciado mineral a Colombia. Efectivamente, departamentos como Córdoba, Antioquia, Putumayo, La Guajira y el Cesar cuentan con excelente prospectiva. Desafortunadamente, el proceso integral de licenciamiento más el orden público, han hecho imposible que despegue el sector.
Al comienzo de la década se pensaba que la producción colombiana se podría multiplicar por diez para 2025, esos sueños de 100 mil toneladas anuales no se van a lograr. En el proyecto de Córdoba, no se logró la aprobación del Plan de Trabajos y Obras por discrepancias menores al 0.5% en el monto de reservas con la Agencia Nacional Minera; en Antioquia, la Anla negó dos veces la solicitud de licencia ambiental, y los demás proyectos no despegan. Ni en esta ni en la anterior administración ha sido posible explicar que hay metales verdes necesarios para lograr la transición energética. No tiene sentido oponerse a toda la minería por filosofía, hay que distinguir entre minerales.
Durante los últimos 20 años, el cobre para Chile ha significado el 13,1% de sus ingresos fiscales. En Chile representó en 2021 el 56% de las exportaciones; en Perú el 31%, y en Panamá el 80%. El proyecto de Antioquia, con 5 millones de toneladas de cobre en reservas, que pagan 5% de regalía al precio actual, retribuiría, solo por ese concepto, $8.7 billones. Existe el rumor que en esa zona hay 14.6 millones de toneladas, sin incluir metales asociados como oro y plata, significa casi tres veces el valor económico de regalías mas otros impuestos y encadenamientos. A Colombia todavía le falta mucho desarrollo económico para olímpicamente desechar estas oportunidades.
El nuevo pronóstico de Bancolombia para Colombia es de tan solo el 0.6% de crecimiento para 2023. El nombramiento de Andrés Camacho, cuota política de las FARC, pero miembro de la UTL de una senadora del Pacto Histórico, en la ANH es diciente: no se va a incentivar producción adicional de petróleo. La posibilidad de aliviar la carga fiscal es requerida. Para producir un MW de energía eólica se requiere 3.6 toneladas de cobre y para MW solar entre 4-5 toneladas de cobre. Aunque sea solo para salvar al planeta, se debería incentivar la explotación de cobre, y si en el camino se alivia la pobreza, aún más.