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El primer trimestre del año no fue bueno para las exportaciones desde el Eje Cafetero, de acuerdo con los cálculos del Banco de la República con base en información del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Hubo un descenso del 4,4% con respecto al mismo periodo del año pasado. Se prevé que el segundo trimestre, que correspondió al momento más difícil para la economía en lo que va del año, por cuenta de las medidas para contener la pandemia de covid-19, sufra un descenso mayor.
En total, en la región se hicieron exportaciones por 385,8 millones de dólares ($1,4 billones) en el primer trimestre, con destino principalmente a Estados Unidos, Ecuador, Perú, México y Chile. La caída en las exportaciones de café golpeó de manera significativa las ventas en el exterior, y nuestra región sufrió de manera directa ese impacto. El hecho de que el café represente el 63% de las exportaciones totales del Eje hace que cualquier descenso se sienta, y más si este fue del 9,6% en el trimestre.
Para Caldas se tiene el atenuante, bastante positivo, de que las exportaciones no tradicionales representan una tajada mayor a la del café, y eso también significa que el sector industrial arrancó el año con buena dinámica. Lamentablemente, la llegada de la pandemia bajó el ritmo de manera acelerada y el impulso se perdió, pero la esperanza es que con las decisiones de reapertura se esté recuperando, en parte, y que en lo que resta del año se pueda al menos compensar lo perdido.
El sector productivo de la región debe seguir apuntando a la ampliación de su oferta exportadora con productos distintos a los tradicionales, con valor agregado y el aprovechamiento de las fortalezas de la región, impulsando procesos agroindustriales. Está demostrado que ese puede ser un camino exitoso para exportar hacia países europeos, principalmente. En la medida en que se rompa la dependencia frente al café, sin que ello implique descuidar esa industria, las posibilidades de buenos resultados económicos en el mercado externo se incrementan.
Generalmente, el segundo semestre es más dinámico que el primero, y en la actual coyuntura es probable que eso se mantenga. En este momento hay que trabajar en todas aquellas debilidades que se tienen y al terminar el año poder decir que se abrieron nuevos caminos. Cuando se cayeron las exportaciones a Venezuela, hace cerca de una década, los empresarios caldenses con creatividad y gestión comercial, lograron conquistar otros mercados. Hay que demostrar que esas capacidades se mantienen y aprovechar de mejor manera esa experiencia.

Ahora que en el caso específico de los citricultores hay dificultades con la comercialización de la cosecha y los precios son desfavorables, debemos pensar en la manera de procesar esos frutos y convertirlos en productos con valor agregado que puedan conservarse y llevarse a mercados más sofisticados. La planta de transformación que se propone es algo en lo que se necesitan sinergias, para que ese filón de las exportaciones se convierta en un renglón importante para nuestra economía.