En la región Andina empezamos a sentirlo en este comienzo de año, pero en la Orinoquía y en el Caribe se había iniciado desde hace un par de meses, tal como lo había puesto en evidencia el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, cuando llamó la atención sobre los riesgos que trae este fenómeno. La queja durante estos días por la ola de calor no se ha hecho esperar ni tampoco los llamados por emergencias por incendios forestales y las advertencias para protegerse del sol y mantenerse hidratados.
El Ideam se ha encargado de explicar que lo más duro del Fenómeno se debe sentir entre enero y febrero. Que en marzo podría empezar a ceder. Por eso, se teme que la agricultura sea el sector más afectado, pues las lluvias del primer trimestre son definitivas para el proceso de varios productos, principalmente del café en lo que nos atañe más en esta región. Lo más seguro es que se presente merma en los caudales y no será raro que algunos municipios se vean enfrentados a racionamientos de agua, así como se teme por la salud pública por las altas temperaturas. Esto podría afectar los embalses y la producción de energía.
El calor sofocante que hemos sentido incluso en estas montañas de tierra fría nos obliga a tomarnos en serio lo que está pasando. Debemos protegernos de los rayos ultravioleta que pueden generar lesiones irreversibles hasta cáncer, de los golpes de calor que suben la tensión arterial y deshidratación y buscar las maneras de estar en lugares ventilados y donde circule el aire. Hay que tener especial cuidado con las personas adultas mayores y con los niños. No olvidemos tampoco a las mascotas y a las plantas, que si nos descuidamos pueden morir por la falta de agua, como ya empieza a percibirse en jardines públicos de la ciudad.
Sumado el Fenómeno de El Niño al evidente cambio climático que sufre el planeta, los daños en los ecosistemas pueden ser desastrosos, pues ya tenemos cada año más caluroso que el anterior, para sumarle ahora este evento que genera aumento de la temperatura muy por encima de los promedios históricos. Puede provocar incendios forestales, y por eso se debe ser muy cuidadoso de seguir las recomendaciones cuando se visitan, por ejemplo, reservas naturales y parques nacionales. Además, es clave que los cuerpos de bomberos de los municipios cuenten con los elementos necesarios para atender estas emergencias, lo que muchas veces no se cumple.
El país estaba advertido de la llegada de este Fenómeno, pero parece que poco hacemos por aprender las lecciones del pasado. Vemos cómo hay llamados diarios de emergencias por incendios forestales, ya tuvimos la primera al finalizar diciembre en el parque Nacional Natural de los Nevados. Los agricultores parecen expuestos a no poder hacer nada para lo que llega. Como si fuera un destino insalvable, y claro que se pueden mitigar los efectos, con planeación y con un trabajo mancomunado de los organismos obligados a estos temas. El Sistema Nacional de Gestión del Riesgo y el Sistema Nacional Ambiental recibieron las alertas del Ideam desde octubre pasado para que se prepararan. Ojalá que al final de este Fenómeno hayamos aprendido las lecciones.