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Desde ayer y hasta el próximo 21 de marzo se realiza en Barranquilla, de manera virtual, la 61 Asamblea Anual de Gobernadores del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que es el órgano directivo de esa entidad de orden multilateral. Del BID hacen parte 48 países, entre ellos Colombia, que está entre los 26 socios principales. La recuperación económica posterior a la pandemia, el cierre de brechas socioeconómicas y de género, el desarrollo sostenible y la capitalización de la entidad están entre los temas de la agenda.
 Esta reunión resulta bastante oportuna para analizar lo que nos ha dejado la emergencia sanitaria y a la vez proyectar cómo por medio de las obras de infraestructura, el impulso de las industrias creativas y la búsqueda de equidad en la recuperación, es posible construir una nueva normalidad que signifique un progreso real en los próximos años, ya que no se trata solo de volver a lo de antes, sino edificar de manera más firme un porvenir más justo y próspero para todos.
 Adicionalmente, hoy es fundamental que los asuntos económicos tengan el prisma de la sostenibilidad, para que todo crecimiento sea coherente en relación con la lucha contra los efectos del cambio climático, el uso de energías alternativas y los avances en materia de innovación, conectividad digital.
 La ciudad anfitriona, Barranquilla, ya vio el beneficio de sacar adelante esta asamblea, al obtener un nuevo crédito de 250 millones de dólares para adelantar obras, lo que impactará de manera positiva en la reactivación económica que se necesita. De la misma manera, la navegabilidad del río Magdalena fue ayer tema de discusión, y si bien por ahora la licitación del proyecto solo cubrirá desde Barrancabermeja (Santander) hasta la capital del Atlántico, el departamento de Caldas no puede renunciar a buscar que esa conectividad desde el centro hacia la Costa Caribe sea mejorada en los próximos años.
 El presidente del BID, Mauricio Claver-Carone, ha dicho que el propósito principal de esa entidad es lograr una recuperación inclusiva y sostenible, para poder compensar el impacto negativo que la pandemia ha tenido en América Latina en destrucción de empleo y empobrecimiento de las comunidades. En ese sentido, resulta fundamental que los recursos estén dirigidos al apoyo de las Pymes, a generar empleo de calidad y avanzar hacia una transformación digital más rápida.
 Un objetivo prioritario debe ser lograr que el bienestar no solo vuelva a estar en los niveles de antes de la pandemia, sino incluso superar con creces lo pasado, que no era tan bueno, porque debemos tomar conciencia acerca de que mientras más equidad social tengamos, más fuerte estará la sociedad para enfrentar desafíos como los que hemos tenido que enfrentar en el último año.
Resulta clave que en Colombia haya sintonía con objetivos que apunten a resolver las necesidades de los menos favorecidos y que una política de inversión social sostenible y de largo plazo ayude a un crecimiento futuro con mayor equidad. Ojalá que se logre consolidar una estrategia desde el BID que impulse con fuerza esa recuperación rápida y equilibrada que tanto se necesita.