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Entre Andrés Arauz, Guillermo Lasso y Yaku Pérez está, según las encuestas, el próximo presidente de Ecuador, país que hoy va a elecciones, en las que se espera la participación de unos 13 millones de ciudadanos. En medio de una campaña en la que han abundado los señalamientos entre los aspirantes y las noticias falsas, hay una gran posibilidad de que sea necesaria una segunda vuelta para poder escoger a quien estará en la Presidencia durante los próximos cuatro años. Los indecisos están entre el 23% y el 37% de los votantes, de acuerdo con sondeos.
Arauz, de 35 años, es un economista izquierdista respaldado por el expresidente Rafael Correa, que podría convertirse en el presidente más joven en toda la historia de Ecuador. Lasso, de 65 años, es un banquero conservador de profundas convicciones religiosas, opositor al aborto y a la desdolarización de la economía, que intenta por tercera vez llegar a la jefatura del Estado; afín al actual mandatario, Lenin Moreno. Pérez, de 51 años, es un líder indígena que se hizo popular al frente de la prefectura de Azuay y quiere extender su modelo ambientalista y antiminero a todo el país. Sin embargo, en total son 16 los candidatos que se tendrán que contar hoy en las elecciones presidenciales ecuatorianas.
Pese a que en el vecino país el voto es obligatorio, se cree que el actual descontento por la crisis económica y las fallas en la gestión de la pandemia de covid-19 podría llevar a que el voto en blanco y los votos nulos ganen protagonismo. Lo más complejo es que desde las distintas vertientes con posibilidades de llegar al primer cargo del Ejecutivo se escuchan propuestas populistas que, de aplicarse, podrían agravar aún más el excesivo endeudamiento externo que sufre hoy este país suramericano, que tiene grandes compromisos con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La polarización entre el rechazo al regreso de Correa y a la posibilidad de continuar el planteamiento de Moreno tiene sumido a Ecuador en una campaña sucia, que no augura el mejor resultado ni el mejor futuro para los ecuatorianos. Allí también hay una lucha entre una derecha que en campaña se muestra benévola con los sectores populares y una izquierda muy cercana a los gobiernos de Argentina y Bolivia, y que podría terminar en algo muy parecido a Venezuela, según sus opositores.
Para Colombia, que tiene a Ecuador como vecino, en límites con los departamentos de Nariño y Putumayo, es clave lo que ocurra en las elecciones presidenciales, ya que los dos países comparten territorios en los que el narcotráfico, el contrabando y la violencia, en general, son fenómenos cotidianos que no han podido ser controlados.

Quien llegue deberá trabajar con el gobierno de nuestro país en estrategias de seguridad que se traduzcan en tranquilidad y en desarrollo para las comunidades que viven en una frontera que, por décadas, ha sido problemática. También hay iniciativas supranacionales como la Alianza del Pacífico (AP), de la que hacen parte Perú, Chile y Colombia, que sería conveniente reforzar con la presencia ecuatoriana. Ahora bien, la decisión de hoy debe corresponder a la libre voluntad del pueblo de Ecuador.