Fecha Publicación - Hora

El 2020 marcó una nueva caída en el número de homicidios en Caldas y Manizales, como también ocurrió en el promedio nacional. En Caldas se pasó de 166 en el 2019 a 149 el año pasado, 17 menos. En Manizales fueron 10 menos, al descender de 57 a 47. Cada muerte que se evite es un logro para resaltar, pero la realidad es que ninguna persona debería morir de manera violenta, atacada por otra, y en ese sentido es largo aún el trecho para lograr llevar a cero los homicidios.
Una demostración de que eso es posible ocurre en La Merced, en donde no hay asesinatos desde hace cerca de 750 días, ya que no se registran casos desde comienzos del 2019. Tampoco hubo homicidios durante el 2020 en San José, Pácora, Manzanares, Pensilvania y Aranzazu. Eso permite que la tasa en Caldas sea de 14,9 homicidios por cada 100 mil habitantes, y que en Manizales sea de 10,8 por cada 100 mil habitantes. Al compararnos con el promedio nacional de 23,79 homicidios por cada 100 mil habitantes, salimos bien librados en el 2020.
Sin embargo, esto que nos causa optimismo contrasta con dos triples homicidios ocurridos el año pasado en Supía y Norcasia, y con el aumento de asesinatos en el 2020 en Aguadas, Chinchiná, Neira y Samaná, con respecto al 2019. Algunos analistas piensan que, en general, la reducción de estas muertes fue muy pequeña, si se tiene en cuenta que casi todo el año pasado las personas estuvieron encerradas, debido a la pandemia de covid-19.
Está demostrado que podemos vivir sin homicidios, que hay lugares de la región que han demostrado que pueden pasar años sin que tengan que reportarse estas malas noticias y que 6 asesinatos por mes en promedio en Caldas es aún una cifra muy elevada. Desde luego que si se compara lo de hoy con lo que pasaba en los primeros años de este siglo el avance ha sido bastante significativo, pero no podemos contentarnos con eso. Esa fue la peor época del conflicto armado en nuestra región, con casi un homicidio diario en Caldas.
Lo que debemos comprender, como sociedad, es que los homicidios serán siempre hechos anormales, irracionales, incivilizados, por lo que en ningún momento pueden ser vistos como algo natural, inevitable, propio de la naturaleza humana. Es algo que, por el contrario, debe siempre generar repudio.
Si bien hay que destacar que las cifras generales de asesinatos vienen descendiendo, también hay que reconocer que fenómenos que han venido en aumento, como las masacres en varias regiones del país y el asesinato de líderes sociales son flagelos graves a los que se les ha dejado ganar ventaja. De hecho, en los 170 municipios en los que se ejecutan los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) las tasas están en cerca de 50 homicidios por cada 100 mil habitantes. Si los comparamos con Bogotá, por ejemplo, con una tasa de 13,3 homicidios por cada 100 mil habitantes, se aprecia la gravedad del asunto.

Así pues, tenemos tareas pendientes en este sentido en Colombia, y en nuestra región hay que seguir avanzando hasta alcanzar, al menos, el promedio mundial de 6,1 homicidios por cada 100 mil habitantes.