Tras algunas ambivalencias de Irán frente al Acuerdo Nuclear, el mundo está a la expectativa acerca de la posibilidad de revivir lo pactado antes de que el expresidente estadounidense Donald Trump tratara de echar todo por la borda. Con la llegada del demócrata Joe Biden a la presidencia de los Estados Unidos el retorno al documento que se firmó en 2015 en Viena (Austria), durante el gobierno de Barack Obama, es una posibilidad por la que trabajan las potencias mundiales, pero es ahora Irán el que empieza a poner palos en las ruedas.
Debemos recordar que hace un mes se denunció que el país asiático estaba desarrollando acciones que eran contrarias a lo planteado en el tratado al producir uranio metálico, y ahora que se retoma el tema comienza a dar muestras de que sus ambivalencias seguirán. En lugar de comprometerse de manera clara y directa a revivir lo pactado, comienza a buscar excusas para dejar la responsabilidad en la Unión Europea y en el país norteamericano. Es claro para todos que la energía nuclear solo puede tener un uso civil, pero Irán, al parecer, sigue empeñado en avanzar en su uso militar.
La exigencia iraní de que primero sean levantadas las sanciones que le fueron impuestas por la administración Trump, para poder regresar al tratado es insensata. Lo primero que debe hacer es comprometerse a retomar lo pactado y, seguramente, vendrá luego la respuesta positiva de la administración Biden. Ya la semana pasada Rusia decidió prolongar el acuerdo de desarme nuclear New Start con los Estados Unidos, lo que abre el panorama para que en ninguna parte del mundo se tenga el riesgo de una carrera bélica. De un lado y del otro deben darse movimientos favorables a revivir el tratado.
El enorme bache en esta materia que dejó como herencia la anterior administración estadounidense debe ser subsanado lo más pronto posible. También sería sano que, en aras de un acuerdo más integral, que le aporte una mayor estabilidad al Medio Oriente, ingrese al acuerdo Arabia Saudita e incluso Israel, rival histórico de los iraníes. Sin embargo, hay que ser conscientes de que eso es más complicado. Revivir el Acuerdo de Viena con más actores clave sería un éxito para la seguridad del mundo, y así hay que seguir avanzando hasta tener controlada plenamente la posibilidad de un uso inadecuado de la energía nuclear.
Para la paz del mundo es de gran significado que se vuelva a cauce de lo pactado, que si bien no es perfecto, sí garantiza que se tenga un control mayor de la energía nuclear. Ya está previsto que, de manera gradual, se levanten las sanciones que se le impusieron a Irán desde mediados de la primera década del siglo. Al mismo ritmo los iraníes eliminarán el 98% de su material nuclear y dos terceras partes de las centrifugadoras, bajo la supervisión del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Hay que tener claro, así mismo, que una reactivación del acuerdo también puede tener incidencia en la economía petrolera futura, y con ello impactos de diversa índole en países productores del crudo, como Colombia.