Desde hace 15 años se construyó un tubo colector de aguas industriales en Maltería, con recursos de la tasa retributiva, como se recordó en el reportaje publicado ayer en este diario. Aunque Corpocaldas lo construyó hace varios años, con una inversión cercana a los $8 mil millones de la época, solo la Industria Licorera de Caldas (ILC) anunció recientemente que verterá allí desechos de sus procesos de producción. Sin embargo, debido a las numerosas crecientes que han tenido las quebradas Cimitarra y Manizales, que atraviesan el sector, la tubería tiene averías que deben ser reparadas.
Un problema adicional, es que hasta el próximo año hay plazo para que las empresas de la zona industrial, hoy son 60, dejen de arrojar sus aguas sucias a las quebradas y empalmen sus alcantarillados al colector, el cual arranca al frente de Progel y tras un recorrido de 10 kilómetros termina en la zona de la antigua Playita. Si no se conectan a esta estructura podrían recibir sanciones que serían más onerosas para esas compañías que usar el interceptor, como se viene esperando desde hace años. Como parte de la tubería la hizo también Aguas de Manizales, que por ley administra las redes de alcantarillado, no hay definición acerca de los costos de las tarifas para los industriales y otras situaciones ligadas a su funcionamiento.
Adicionalmente, algunos empresarios consideran que mientras no exista la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) de Los Cámbulos, no tiene sentido usar el colector, porque las aguas turbias caerían al río Chinchiná más adelante. Sin embargo, lo que debe considerarse es que amplios sectores residenciales del oriente de la ciudad podrían dejar de sufrir las consecuencias de la contaminación de estas fuentes, se descontaminaría de entrada un amplio trecho de la quebrada, y cuando sea construida la PTAR se habrá adelantado buena parte del trabajo, ya que la zona de Maltería genera el 50% de la contaminación de aguas de la ciudad.
Faltan solo 2 kilómetros y medio para llevar el tubo hasta Los Cámbulos, tarea que es necesario planear desde ya. Lo más inmediato, no obstante, es que se logre un acuerdo para reunir los recursos, ejecutar las reparaciones en el tubo y definir una tarifa justa para el uso del colector. Mientras esto ocurre, a estos cauces son arrojados 70 litros por segundo de aguas que tienen una carga orgánica de 80 miligramos por litro, lo cual significa una alta concentración de contaminantes. Adicional a que las empresas lleven sus aguas sucias al colector, antes de disponerlas tendrán que hacer un pretratamiento para bajarles sus niveles de suciedad.
Este es un asunto que es urgente corregir. Además de ser un avance en los procesos de producción limpia, implicaría mejoras sustanciales a la calidad de vida para una amplia comunidad del oriente de Manizales. Además, es un desperdicio que una inversión como esa esté allí sin ser utilizada, eso no se compadece con el buen manejo que se debe hacer de los recursos públicos. No podemos olvidar, además, que ese tipo de problemas ambientales nos restan mucho en las mediciones de competitividad y en el Índice de Progreso Social, entre otros.
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