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Bastante lánguida terminó siendo la asistencia de Gustavo Petro en el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza). Fueron más las críticas y los escándalos que rodearon este viaje que el provecho que se le sacó a un evento de estas características. Petro anunció antes de iniciar este periplo que lo cancelaba, pero no propiamente debido a la tragedia que deja hasta el momento 39 muertos por el deslizamiento de una montaña ocurrida días antes en el departamento de Chocó, que visitó fugazmente antes de desplazarse a Guatemala, hacia donde tomó rumbo. Argumentó que permanecería en ese país centroamericano con su comitiva hasta que su homólogo Bernardo Arévalo se posesionara en la Presidencia, acto que estuvo a punto de frustrarse por protestas.
El presidente Petro se sigue ufanando de ser un mediador y líder internacional y esos anhelos no le están dejando nada bueno al país. Sostuvo que inició una campaña de solidaridad en Guatemala que sirvió para que no prosperara el intento de desestabilizar la posesión del progresista Arévalo. No se da cuenta Petro que lo que debe es concentrarse en gobernar al país, es algo que no puede delegar; se necesita de su presencia para resolver las dificultades y los problemas que a diario surgen y para lo que fue elegido en el año 2022 por 11 millones 281 mil colombianos.
Petro estuvo a punto de abandonar la asistencia a Davos, a pesar también de que el Ministerio de Comercio y Procolombia habían invertido por lo menos 1 millón de francos suizos, unos 4.500 millones de pesos, para alquilar una vivienda donde se promocionó durante cuatro días a Colombia como destino turístico y supuestamente atraer inversionistas extranjeros. La crítica nacional y de sus opositores no se hizo esperar por el monto de las inversiones y lo inane de esta estrategia para el objetivo promulgado. La casa no estaba ubicada siquiera cerca al lugar sede del Foro Económico Mundial y hasta allí era muy difícil que llegaran los participantes.
Tampoco tuvo reacciones favorables la intervención que hizo el presidente en este evento que reúne además de mandatarios y delegados de los gobiernos a empresarios, economistas y políticos del mundo. Petro expresó que su Gobierno no contratará más exploraciones de petróleo, gas y carbón, siendo de las actividades que más ingresos genera a la economía colombiana. Su insistencia en cesar la exploración y explotación de estos combustibles no está acorde y se aleja de los intereses de países latinoamericanos como Brasil, Argentina, México e incluso Venezuela, cuyos gobiernos no están contemplando acabar con este tipo de procesos; todo lo contrario, buscan expandirlos. Se queda entonces en una propuesta en solitario y sin eco.

Más mal que bien le está haciendo a Colombia con su idea de descarbonizar la economía de un solo tajo. Al parecer Petro se resiste a entender que debe ser a través de un proceso de transición paulatino y que el país no puede andar solo como un quijote luchando contra lo que se está moviendo en el resto del mundo. Quizá sea una buena idea comenzar a generar divisas del turismo, como lo plantea el presidente y en eso justifica actuaciones como el costoso alquiler de la casa en Davos, pero para ello se necesitan recursos y una política seria y bien estructurada que apalanque el descuidado sector turístico en todas las regiones del país.