Los altibajos que ha tenido que padecer la Universidad Nacional de Colombia en los últimos 20 meses vienen socavando su gobernanza y autonomía, que son clave para que las dinámicas académicas, investigativas, administrativas y de extensión social transcurran sin contratiempos. Pero no. El 21 de marzo del 2024, cuando el Consejo Superior Universitario (CSU) designó tras una elección a José Ismael Peña como rector, comenzó la peor de las luchas que haya tenido esta Universidad por detentar el poder.
A Peña no lo aceptaron varios sectores, entre ellos los cercanos al Gobierno nacional que tiene asiento en el CSU a través del Ministerio de Educación y lo preside, consideraron que había sido una elección ilegal así haya salido de consulta multiestamentaria de la que se conformó una terna en la que además estaban Leopoldo Múnera y Raúl Sastre. Argumentando errores en el proceso, el CSU eligió otra vez en junio, ya a Múnera como rector, a pesar de los reclamos de los que apoyan la designación de Peña. El caso se elevó al Consejo de Estado para que estableciera la legalidad del proceso, que a través de su Sección Quinta que se ocupa de temas electorales, falló el jueves declarando nulo el acto por medio del cual fue nombrado Múnera para el periodo 2024-2027. El antecedente es que este mismo tribunal, el 4 de septiembre, dejó en firme la elección de Peña.
Con la decisión del Consejo de Estado, lo que debe venir es que Ismael Peña se posesione este miércoles, como está previsto. El fallo está ratificando que se desconoció el procedimiento de selección y hay que retrotraer lo inicial en esta designación. Se espera de toda la comunidad de la Universidad Nacional de Colombia en sus nueve sedes, donde se contabiliza la de Manizales, acepte este fallo del alto tribunal. Que no se acuda a vías de hecho o a innecesarias alteraciones del orden público en las ciudades, que afectan la normalidad académica y vulneran a la par derechos de los demás ciudadanos.
Estamos convencidos de que la universidad debe ser cuna de la generación de la ciencia y el conocimiento, del pensamiento crítico, de los aportes a la sociedad y del fortalecimiento de la democracia. La respuesta a lo que ocurra dentro de cualquier universidad no pueden ser los actos violentos como manera de expresarse. Así se dio en la Nacional el año pasado por la elección de Peña, que derivó en un paro de dos meses y hoy tiene a todos los estudiantes compensando el tiempo para cumplir el calendario que se perdió. Esta institución de educación superior no puede seguir siendo escenario de fricciones en el país, cuando debería estar contribuyendo a resolver problemas.
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Importante que no se pretenda intervenir para torcer la decisión del Consejo de Estado con maniobras que afectan su independencia. Este es un fallo de única instancia. Ya Múnera se expresó en acatamiento, asegurando que el equipo directivo de la Universidad respetará y cumplirá las dos sentencias definitivas. Peña también se sometió al Estado de Derecho cuando le correspondió defenderse y eso habla muy bien de él. Por el futuro de todos los estudiantes de la Nacional y la tranquilidad del país, se espera que los demás actores de esa institución también se acojan.
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