Fecha Publicación - Hora

Este 2024 tiene un intenso calendario electoral en el mundo. Se calcula que hay comicios que involucran a casi la mitad de la población del planeta. Después de India y de México llega el turno para la Unión Europea que celebra hasta mañana sus elecciones para la Eurocámara con un riesgo de que la deriva hacia la extrema derecha, que atraviesa varios países del bloque, termine por aumentar su representación y obligue en el futuro próximo a tener en cuenta a sus elegidos para lograr decisiones a la hora de las votaciones más polémicas. Eso se juega hoy en los países integrantes de la Unión.
La Unión Europea es un ejemplo de solidaridad, de un continente que por siglos luchó entre sus países y que solo en la primera mita del siglo pasado tuvo las dos más mortíferas guerras de la historia, pasó a ser un lugar en donde se podían lograr consensos, llegar a acuerdos de mínimos para construir una mejor sociedad. Han sido tantos sus logros y avances, que los resultados que obtienen sus integrantes han permitido incluso compartir su riqueza y su modo de vida a otros lugares. No obstante, los tiempos difíciles están provocando que muchos europeos no estén tranquilos con las realidades de hoy.
Estos temores han sido aprovechados por partidos extremistas y también por quienes capitalizan la desinformación con el fin de mover las emociones de los votantes y, por ende, el voto. Los discursos nacionalistas logran eco y la ultraderecha capitaliza el descontento por la ola migrante y los coletazos de las dificultades económicas, que han generado un apretón en muchos hogares europeos. Lo más grave es que, de acuerdo con informaciones de autoridades de varios de los 27 países involcurados en las elecciones, la manipulación puede venir de Rusia, dado el interés del régimen de Vladimir Putin de atacar precisamente la solidaridad de Occidente en general y de la comunidad europea en particular.
Las elecciones del Parlamento Europeo son clave para saber cuál es el continente que quieren los habitantes de esta región y para evitar un nuevo Brexit, aunque es sabido que Londres ha sufrido en parte la falta de ser uno más del bloque. En un mundo fragmentado como el actual, con serios riesgos para las democracias, sería lamentable que sufriera un revés el modo occidental de Gobierno, pues lo que se necesita es justamente más solidaridad, más trabajo mancomunado, más conjunto democrático.

La reunión el pasado jueves en las costas francesas de varios mandatarios para conmemorar el Desembarco de Normandía sirvió también para refrendar la importancia de mantenerse unidos en una idea de fraternidad y de respeto mutuo, pero brindando valor a la democracia y a la necesidad de trabajar juntos para enfrentar los grandes desafíos de los tiempos que corren, porque lo que está en juego es la existencia misma del planeta. Y las soluciones que se requieren tienen que pasar por el multilateralismo. Parecen unas elecciones más, pero es mucho lo que está en juego y ojalá los votantes lo entiendan, porque sus resultados nos afectarán a todos.