El hecho de que Colombia empezara en diciembre del 2024 a perder la autosuficiencia de gas nacional para abastecer el mercado, debido al descenso en la producción y a la inexistencia de reservas suficientes, es lo que tiene al país padeciendo. Se inició un alza de precios para todos los usos: industrial, comercial, residencial y vehicular. Expertos calculan que en 12 años las reservas de gas han bajado un 64% y por ello se empezó a necesitar gas importado, que es lo que ha encarecido la operación como advirtieron las comercializadoras.
La importación de gas a precios internacionales, muy por encima del valor del gas nacional, para este año rodea el 17%. Son nuevos contratos que entraron a regir este 1 de diciembre y se empiezan a reflejar en las tarifas y facturas de los usuarios. El incremento promedio para el gas vehicular se estima en un 30%, que se aplica desde el miércoles en varios departamentos, y para el gas residencial será aproximadamente de 7% a partir de enero del 2026. Con seguridad estos aumentos, que se consideran desbordados sobre todo para el transporte, llevarán a incrementar también precios del servicio de taxi, y el de productos como las comidas, entre otros.
El Gobierno nacional a través del Ministerio de Minas y Energía considera que va a sopesar la situación a través de la vigilancia de precios, de cubrir primero la demanda esencial, y de la intervención del mercado de precios del gas que lo llevaría a tener un mayor control vía decretos o mediante actuaciones de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) o de las superintendencias de Servicios Públicos y la de Industria y Comercio. Lo delicado es que una intervención podría terminar convirtiéndose en un problema de mayor escasez, porque traer gas al país resultaría más costoso que el precio que fije el Gobierno y los productores y distribuidores más bien se abstendrán de hacerlo para no salir perdiendo en la operación.
Lamentablemente la producción de gas nacional va a seguir bajando, como anuncian los conocedores, y se tendrá que depender cada vez más del gas importado. Estamos pagando las consecuencias de no haber actuado, este Gobierno y anteriores, con previsión para realizar y acelerar exploraciones nuevas en territorios identificados y explotaciones de gas de manera que se fuera prolongando la oferta, no disminuyendo. La importación de gas en Colombia se hace desde el 2016, en ese entonces para cubrir la demanda de las plantas térmicas; sin embargo, el año pasado se vio en la necesidad de hacerlo para el resto de sectores y comenzaron los incrementos porque además del valor del gas, en la definición del precio intervienen factores como el transporte y la distribución que lo hacen mucho más caro en algunas zonas.
Si el Gobierno no quiere tener que enfrentar fenómenos de insuficiencia de este combustible, adquiere mayor importancia ampliar la capacidad de regasificación nacional con proyectos que se tienen en el Caribe, pero sobre todo en La Guajira y Coveñas a cargo de Ecopetrol que podrían ser de corto plazo. Esto permitiría paliar en algo las dificultades, al menos para el mercado no térmico, y no tener que afectar a las comunidades.