Manizales no puede caer en entrampamientos, en dejarse confundir o enredar a la hora de considerar su desarrollo. Lo expresamos porque en la ciudad hace carrera aquello de que es malo si la Alcaldía hace, y también si deja de hacer. En este sentido la obra que propone la Administración de Jorge Eduardo Rojas para mejorar el parque del barrio La Enea, contiguo al CAI, no tiene por qué convertirse en motivo de disputas y menos generar agresiones de cualquier lado, como está pasando.
Residentes y líderes tradicionales de La Enea, que no son de la corriente política que apoya al alcalde Rojas, nos han hecho saber que este proyecto lo respalda la mayoría en el barrio. Su argumento es que no se puede decir que el parque se encuentra en estado de abandono, es funcional y la gente lo usa como está; pero reconocen que no ha tenido inversiones desde hace muchos años y que es cierto que se requieren para modernizarlo. Además, aseguran que hay que confiar en la labor de la Administración con los trabajos.
Es un derecho respetable y entendible que haya sectores, en la ciudad, porque no todos los que han protestado viven en La Enea, que se opongan a que se ejecute esta obra. Sin embargo, no se puede desconocer que la Alcaldía abrió espacios suficientes para socializar el proyecto y permitir que todos se pronunciaran. En este mismo periódico hemos dado cuenta del intercambio de opiniones, como para decir que no hubo socialización. Nada menos cierto. Las preocupaciones ambientalistas de los opositores de esta obra no aplican, porque la Administración ha dejado claro que su intención no es arrasar con la naturaleza.
Hay tres promesas de la Alcaldía: 1. El Parque de las Mascotas va a ser un espacio para la familia; 2. los árboles que se tienen en la zona se van a conservar totalmente, y 3. el área de drenaje de agua va a ser conservada en su totalidad. Con esto se da respuesta más que suficiente a las preocupaciones de los opositores. Lo que pueden hacer los opositores es veeduría para verificar que se cumpla lo prometido.
En esta época electoral hay que cuidarse de no caer en maniqueísmos, que bajo el argumento del cuidado de lo público movilizan ciudadanos a veces de manera engañosa para luego sacar réditos electoreros. Precandidatos y politiqueros de esta estirpe acostumbran usar argumentos falaces, pero debemos ser claros en que buena parte de la ciudad ya no cae en sus manipulaciones. La Alcaldía debe avanzar en los proyectos propuestos cuando ya ha cumplido con escuchar a la comunidad y concertar con la mayoría, proceso cumplido con suficiencia en La Enea.
Que se hayan iniciado obras en este parque con el cerramiento no es un delito ni incumple normas. Se realizan a través de un contratista de la Alcaldía, habilitado legalmente para hacerlo. Habrá gente inconforme, seguro; siempre sucederá, pero no por unos se pueden detener las obras que mejoran el bienestar para la mayoría. Para administrar es para lo que se elige un alcalde y Rojas con sus 117 mil 612 votos fue habilitado para ello. Eso no frena que la ciudadanía pueda llamar la atención sobre proyectos, oponerse o hacerles veeduría. Eso sí, siempre por conductos legales y pertinentes. Manizales no puede entrar en el sambenito de impedir que se realicen las obras bajo oposiciones insensatas.
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