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Una joya de la Administración municipal, así fue considerada durante muchos años Aguas de Manizales. Además de su desempeño, transparencia y servicios resaltaba entre las demás entidades descentralizadas por sus positivos indicadores financieros. Fueron varios los alcaldes y gerentes que la cuidaron y mantuvieron. Sin embargo, la pandemia que afectó al mundo entero y los graves errores administrativos en que incurrió la Alcaldía de Carlos Mario Marín dejaron sumida a esta empresa de economía mixta en una situación de riesgo financiero.
Así manifestó haberla recibido el alcalde, Jorge Eduardo Rojas, quien desde el proceso de empalme, finalizando el año 2023, halló la ciudad en medio de un preocupante problema: la deuda del Municipio bordeaba los $430 mil millones, sin contar las obligaciones financieras que se derivaban. Dentro de ese gran total, Aguas de Manizales era la que más reportaba deudas, por $189 mil 206 millones, que para diciembre de ese año representaba un nivel de endeudamiento del 62,4%.
Hay que reconocer que la Administración Rojas, ejerciendo una labor responsable con esta empresa que es activo de la ciudad, logró reducir la deuda y disminuir los riesgos bajándola a $121 mil 807 millones para lo que será el cierre de este fin de año; es decir, al 45,5% del endeudamiento. Lo hicieron disminuyendo los costos financieros a través de 14 reperfilamientos, que no son otra cosa distinta a los procesos desarrollados por expertos para modificar los términos y condiciones de los créditos, de manera que lleven a alivianar las cargas. La figura se aplicó sobre unos $75 mil millones de crédito y con ello Aguas dice haber generado ahorros de por lo menos $4 mil 300 millones.
También es importante destacar otras medidas asumidas que han llevado a optimizar costos en Aguas de Manizales. Mientras en el 2023 lo que abundaba era la suscripción apresurada de contratos de asesoría y la modificación de contratos sin justificación, entre el 2024 y el 2025 se aplicó una reestructuración de personal pasando de una planta de 304 personas a una de 281 empleados, 23 cargos menos, que sin ser un alto sacrificio laboral para la organización sí han permitido economías en el rubro de nómina que tanto desgastan en el sector público al convertirse en un exceso de burocracia. Esto hace parte de la disminución, en un 6%, de los gastos administrativos.
Basados en la experiencia y en las dificultades vividas, las directivas de la entidad deben mantenerse firmes en el propósito de no asumir nuevos créditos, como ya lo anunció, así se tengan que aplazar proyectos, pero sin dejar de hacer las inversiones regulares, como las han venido ejecutando, propias del objeto de la empresa. Aguas de Manizales debe implementar un gobierno corporativo para blindar la entidad, que los errores del pasado no se repitan, como lo han hecho otras empresas públicas con excelentes resultados después de tiempos de crisis.

Del rigor con el que se sigan manejando las finanzas de una entidad como esta en el Municipio dependerá su subsistencia. Por ello la austeridad debe permanecer en todos los procesos, en lo que hay que concentrarse es en la recuperación. Esto mantendrá además firme la confianza que los usuarios siguen depositando en Aguas de Manizales como prestador del servicio de acueducto y alcantarillado, que tampoco se puede descuidar.