Las acciones no han sido afortunadas de los gobiernos en Manizales para construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) como ordenó el fallo de acción popular en el 2008 en contra de Aguas de Manizales. Primero fue la Administración del hoy representante a la Cámara José Octavio Cardona y siguió la del alcalde, Carlos Mario Marín. Los tropiezos no han faltado, aunque no hay duda de que es un proyecto que requiere la ciudad para sanear las aguas negras que se están vertiendo al río Chinchiná y que lo contaminan.
Al final del Gobierno Cardona, en el 2019, fue criticado porque abrió una invitación pública internacional para construir la PTAR a la que solo se presentó la firma mexicana Fypasa, señalada por incumplimientos en contratos. Cardona desistió de este proceso por solicitud del electo alcalde Marín y su comité de empalme, que expusieron diferencias técnicas. El proyecto tenía diseños avalados por el Ministerio de Vivienda y el Banco Alemán KFW.
Marín arrancó el 1 de enero del 2020, y se demoró un año y 10 meses reformulando el proyecto con el Viceministerio de Agua Potable y Saneamiento Básico, hasta firmar contrato el 3 de noviembre del 2021 con Fypasa, la misma firma señalada en el2019. Fue también el único proponente. Las obras comenzaron cinco meses después y el contrato pasó de $110 mil millones en el Gobierno Cardona a otro de $146 mil millones, una diferencia de $36 mil millones, que aportan Aguas de Manizales, Infimanizales, Alcaldía, Corpocaldas y Ministerio de Vivienda.
Ahora los tiempos no cuadran. Mientras en 11 meses de obra, según el informe de Fypasa, el avance físico es de solo 1,2%, Aguas de Manizales reporta 4,97% y el Observatorio de Obras Públicas de la Alcaldía habla de 3%, cuando debería tener un avance del 20%. La fecha en que la PTAR tiene que estar lista es el 23 de agosto de este año, o sea en cinco meses y solo seven movimientos de tierra. Además, Fypasa tiene una preocupante pretensión: que al contrato le adicionen $21 mil millones por incrementos en los precios de equipos debido a las fluctuaciones económicas mundiales.
Aguas ha explicado que una vez se integren los equipos que están en construcción habrá un avance sustantivo en el nivel de ejecución de la obra, pues estos equivalen a cerca del 60% del total del valor del proyecto. Sobre esto debería existir mejor información en la rendición de cuentas ante la ciudad.
Así las cosas, el actuar del equipo especializado e interdisciplinario que Aguas de Manizales anunció que conformaría para mantener el control en la ejecución de la obra, ser garante y articulador entre las partes y hacerle seguimiento no ha logrado entonces su objetivo. Cómo hicieron entonces municipios de Caldas mucho más pequeños que Manizales para tener ya su PTAR. Ahí están Norcasia, Victoria y recientemente La Dorada en la charca de Guarinocito que, sin tanto ruido, ya gozan de esta infraestructura que conserva entornos limpios para los humanos, la fauna y la flora.
Por qué Manizales no lo logra y en vez de avanzar en la ejecución de su PTAR las cosas se complican más, a pesar de los blindajes anunciados. Son explicaciones que deben dar las autoridades locales. El 20 de noviembre del 2019 Carlos Mario Marín, aún sin posesionarse, expresó: “Encontramos que solo se presentaron dos oferentes, de los cuales quedó habilitada una firma mexicana. Cuando asuma como alcalde no quiero darle a la ciudad noticias sobre posibles sobrecostos”. Esta sentencia, hace rato, se incumplió.
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