En el 2004 la ciudad empezó a reconocer la labor que venían cumpliendo desde un año antes las Guardianas de la Ladera, porque junto con las obras de estabilidad estaban disminuyendo la ocurrencia de deslizamientos en Manizales. Este programa nació en la Alcaldía de Néstor Eugenio Ramírez, al que luego vinculó a Corpocaldas y ambos invirtieron recursos para contratar a madres cabeza de hogar que se encargaran de limpiar y hacerles mantenimiento a las obras de estabilidad y de educar a las comunidades en su cuidado.
Las Guardianas son una iniciativa que han tratado de mantener las seis alcaldías que sucedieron a la de Ramírez, unas con más gestión que otras para operar sin interrupciones en la reducción del riesgo, un asunto tan delicado en una capital como esta que ha vivido las tragedias suficientes por deslizamientos que han dejado muertos, heridos y pérdidas de viviendas y bienes. Solo en el 2020, cuando iniciaba la Administración de Carlos Mario Marín, el programa estuvo todo ese año y principios del 2021 sin operar porque no se destinaron recursos.
Todo alcalde debe concebir el programa Guardianas de la Ladera como una necesidad y en lo posible mantenerlo operando todo el año. Tenemos un territorio rodeado de riesgos, pero además porque permite blindar las obras de mitigación. Cuánto daño puede causar una sola canal o dique que se llene de maleza y se tape de tierra impidiendo que las aguas circulen adecuadamente y más bien se desvíen entre una ladera; pero también porque es un programa de apoyo a la generación de empleo femenino, así sea una labor bastante especializada en el manejo de herramientas y de desarrollo de destrezas, en las que son capacitadas las Guardianas.
La Alcaldía actual, a través de la UGR, anuncia que para este año cuenta con $9 mil 700 millones para reducción del riesgo en el municipio, entre los que están destinando $3 mil 700 millones para el programa Guardianas de la Ladera, $1.500 millones más que en el 2024, en el convenio interadministrativo que se continúa con Emas para su operación. Es muy importante que se esté buscando impactar no solo en las comunas, sino también en las obras que hay en los corregimientos como parte de una reestructuración.
Como dijo sobre las Guardianas de la Ladera el ingeniero civil Ómar Darío Cardona, que es una autoridad en gestión del riesgo: “No podemos bajar la guardia. Son cosas de la ciudad que no se pueden negociar, porque son un logro, un patrimonio y así se deben mantener, sí o sí”. El programa este año empezó a operar con 80 guardianas, que son menos de las que se han tenido laborando en otros años. Ojalá sean suficientes para la ampliación de cobertura que está planteando la Alcaldía. Ni la zona urbana ni la rural se pueden descuidar por atender alguna en específico, habrá que apuntarle a todos estos sectores con una adecuada planificación de los equipos de mantenimiento de laderas. Según la UGR son por lo menos 1.000 obras de mitigación para mantener en el municipio.
