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Lamentable es cuando sucede lo contrario, y por diversas circunstancias el hilo conductor que formó a los docentes se revienta y emplean prácticas de maltrato, acoso y violencia con sus alumnos. Entre la Personería de Manizales y la Procuraduría General de la Nación abrieron cuatro procesos para investigar.
Ser educador no es fácil y los que ejercen esta profesión deben asumirlo así. No solo se trata de transmitir conocimientos y lograr que se interioricen a través de metodologías, hay que sumarle otros objetivos igual de importantes en el proceso educativo como ser custodios y protectores de los alumnos. Casi que se puede decir que se convierten en la base para que se dé correctamente.
Que los alumnos queden bajo la tutoría de sus profesores desde el momento en que ingresan a las instituciones educativas y así permanezcan durante todo el tiempo que están en las aulas se convierte en una responsabilidad inmensa para quienes están ejerciendo estas funciones. Por eso los docentes se deben revestir de conocimientos, es cierto, pero de forma paralela de las condiciones necesarias para llegar a ser seres excepcionales y admirables porque son capaces de desarrollar el oficio aun estando sometidos a tensiones, a altas presiones y a las exigencias de los estudiantes. Todo un apostolado cuando se hace de esta manera y por ello son dignos de reconocimiento social.
Lamentable es cuando sucede lo contrario, y por diversas circunstancias el hilo conductor que formó a los docentes se revienta y emplean prácticas de maltrato, acoso y violencia con sus alumnos. Entre la Personería de Manizales y la Procuraduría General de la Nación abrieron cuatro procesos para investigar a dos profesores, un directivo-docente y un empleado administrativo de colegios públicos de la ciudad por presuntas agresiones psicológicas y físicas a estudiantes. Casos que llegaron a estas instancias por considerarse faltas disciplinarias graves y gravísimas al vulnerar derechos de los alumnos e incumplir principios de moralidad y de ética que deben primar entre los investigados.
No parecen ser conductas frecuentes en nuestras instituciones educativas, por fortuna; al menos eso se deduce de las estadísticas de estos organismos. El caso que lleva la Procuraduría y por el que formuló cargos a un docente de primaria por presuntos comportamientos inadecuados con los alumnos, corresponde a hechos ocurridos en Manizales en el 2022, y los tres que abrió la Personería municipal datan de los años 2023 y 2024. Que ya sean denuncias en manos de los organismos de control del Estado está evitando que haya impunidad en caso de encontrar responsables a los investigados, pero son procesos que deberían ser identificados, denunciados, investigados y sancionados con mayor prontitud. Se es demasiado lento en ello, como lo están demostrando los tiempos de ocurrencia en estos cuatro procesos.
Efectivamente debe prevalecer la sana convivencia, la no violencia y el respeto mutuo en las instituciones educativas y entre todos sus actores: directivos, docentes, empleados, alumnos y padres de familia; pero siempre debería estar presente que en cualquier momento se pueden presentar casos contrarios y es cuando los planteles requieren tener rutas de intervención diseñadas para actuar en la resolución de conflictos. No dejar a ninguno de estos actores solos en medio de quejas, señalamientos y denuncias. Se debe actuar preventivamente y eso también implica un trabajo diario para enseñar a dialogar, a encontrarse y a entenderse en la diferencia, por ello es que decimos que ser un buen educador no es nada fácil.