Fecha Publicación - Hora

El tiempo apremia, justo cuando hay riesgos de que se desvanezca la construcción del Aeropuerto del Café en su primera fase -pista de 1.460 metros- que le permita a Caldas mejorar sus condiciones de competitividad, conectividad y desarrollo. Mañana, 13 de noviembre, vence el plazo establecido para recibir las propuestas de firmas interesadas en ejecutar esta obra, fecha que es inamovible según la licitación abierta por 640 mil millones de pesos.
Aunque el Ministerio de Transporte y la Aeronáutica Civil hablaron de unas 15 empresas, entre nacionales e internacionales, que optarían por la licitación, las condiciones establecidas por el Patrimonio Autónomo siguen siendo tan rígidas y riesgosas que fueron disminuyendo la participación. Esto podrá llevar a que la licitación termine con un solo oferente, que no garantiza pluralidad para escoger de un grupo la mejor opción y más conveniente, o que se tenga que declarar desierta si nadie se presenta, lo que sería muy grave.
Entre lo que más ha causado desinterés es que se haya escogido el pago a precio global fijo, modalidad ya empleada en el Ministerio de Transporte cuando estuvo en cabeza del caldense Germán Cardona, en la que solo se entregan recursos cuando se termine cada uno de los frentes de obra. En Aerocafé serían unos 20. La figura es sana por tratarse de esta cantidad de recursos, pero teniendo en cuenta que el contratista deberá asumir todas las contingencias que resulten, pocos van a arriesgarse porque quizás no cuenten con el músculo financiero suficiente para enfrentarlas.
Nos sumamos a la preocupación del Comité Intergremial de Caldas. Cualquier pérdida de confianza o falta de oferentes afectará la continuidad de la licitación de Aerocafé y por consiguiente la ejecución de este proyecto que requiere de los mejores para llevarlo a cabo y que no vuelva a caer en descalabros técnicos ni financieros por hacer una mala selección, tampoco en hechos de corrupción como ya se registró en el primer intento de licitación desde el 2005. Dos décadas son mucho tiempo tratando de consolidar un proyecto en la región y una eternidad para quienes tienen que padecer las consecuencias de no contar con un aeropuerto que facilite las dinámicas económicas y sociales, lo que encarece los procesos.
Adicionalmente hay otro riesgo que, de darse, dejaría en muy mala posición a Caldas. Si por cualquier motivo este contrato de Aerocafé no se logra adjudicar antes del próximo 15 de diciembre, parte de los recursos, por ley, deben reintegrarse al Tesoro Nacional de los patrimonios autónomos y volveríamos a perder el terreno ganado con respecto al cierre financiero en el que hay recursos nacionales, departamentales y del municipio de Manizales.

Que el grueso de los dineros provenga del Gobierno nacional sigue dejando en dependencia a Caldas para construir el aeropuerto, y especialmente atado a la voluntad política del presidente de la República y de sus equipos. El departamento en solitario no tiene capacidad para hacer una obra de esta magnitud, por ello es indispensable mantener los canales de diálogo regional con la Nación para buscar salidas, en caso de que mañana se dé alguno de los escenarios expuestos. Pueda ser que quede solo en temores, y que la nueva licitación avance y haga despegar de una vez por todas este proyecto que necesita Caldas.