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Es el momento de sincerarse, de que el Gobierno y las entidades del sistema de salud en Colombia pongan cada uno las cartas claras sobre la mesa y así se puedan buscar salidas que eviten aumentar el número de enfermos y que crezcan las muertes por falta de atención y medicamentos. La decisión de Sura, que solicitó retirarse del sistema porque no ve la viabilidad financiera para continuar, dejó perplejos a los colombianos. Hay mucha incertidumbre porque se suma a seis EPS intervenidas por el Gobierno, que no da luces de cómo va a seguir manejando la salud para 50 millones de ciudadanos.
Varias EPS habían a advertido en septiembre del año pasado que el valor de la Unidad de Pago por Capitación (UPC), que es lo que el Gobierno gira por atención prestada, era insuficiente desde el 2022 para atender el Plan de Beneficios en Salud. El saldo que se dejó de pagar nunca fue cubierto en el 2023, además la Nación empezó a demorar los giros y este año terminó por agotar el escaso oxígeno que les quedaba a las EPS. Empezaron a caer, como dijo en una entrevista el presidente Petro, “Chuchuchú”, una tras otra. Este no es un Gobierno amigo de las EPS. La exministra Carolina Corcho había anunciado que tenía que haber una crisis explícita para que la sociedad entendiera que se requiere un cambio.
Es increíble que un Gobierno haya propiciado una crisis en la salud para justificar sus propósitos y que no haga nada para resolverla, que se muestre indolente ante el padecimiento de la gente. El Gobierno parece no querer darse cuenta que atender a la población, cada vez más adulta mayor, es costoso porque se aumenta la carga de enfermedad y la siniestralidad; y que aunque el sistema de salud colombiano venía con graves problemas desde gobiernos anteriores, no se necesitaba el borrón y cuenta nueva, era resolver lo que no estaba funcionando.
El Gobierno ignora el conocimiento y la experiencia de las EPS; reiteramos, que aunque con errores que debían ser subsanados, su servicio era mejor que el improvisado modelo de salud que empezó a operar el 1 de mayo para el magisterio, con más deficiencias. El ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, anunció que este iba a ser un ejemplo para la reforma del sistema general, pero cuando empezaron las quejas y las denuncias cambió su versión a que es solo un piloto. Están concurriendo a la destrucción de uno de los logros sociales en Colombia: la cobertura en salud, y que si insisten en la salud manejada por el Estado harán retroceder al país unos 30 años.

Nadie en Colombia que le haya tocado vivir el viacrucis del ISS quiere regresar a eso. De otro lado, es bueno preguntar por los recursos que los empleadores y los trabajadores pagamos como aportes a salud, si no están llegando a la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres) para girarles a las EPS. El Gobierno además sigue como si fuera convidado de piedra frente a los miles de trabajadores que se quedarán sin empleo si las EPS desaparecen. Muchas son las preguntas, ninguna respuesta del Gobierno Petro. Mientras tanto, los servicios de salud empeoran.