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Más allá de la versión que se dio por sentada de que en el último consejo de ministros el presidente Petro había pedido la renuncia a todo su gabinete, que salió a desmentir la Presidencia, la verdad es que sí está siendo muy necesario para el país un remezón ministerial. El equipo actual no le ha ayudado a avanzar al Gobierno del Cambio; todo lo contrario, algunos integrantes han incurrido en errores, escándalos, desacatos e inacción que han puesto palos a la rueda a lo que prometió el presidente en campaña y en su posesión.

18 meses después, Colombia no es el país de la vida ni del amor, ni de la reconciliación, ni de la paz; mucho menos estamos viviendo mejor, ni sabroso como lo prometió la vicepresidenta y ministra de Igualdad y Equidad, Francia Márquez. Andamos a la deriva, esperando a ver si las reformas van a salir a flote en la forma en que sus ministros las tienen planteadas o si el Congreso, donde ya no tiene mayorías, asumirá el costo político de aprobarlas. Si Petro escucha a los expertos y prefiere un tono conciliador, ayudará mucho, en vez de la actitud revanchista por la que ha optado.

Se requieren cambios urgentes en los ministerios de Deporte, por errores como dejar perder la sede de los Juegos Panamericanos en Barranquilla; Salud, que defiende una reforma desde el fundamentalismo y no desde la razón del servicio y con sus decisiones está llevando a un colapso anticipado del sistema; Relaciones Exteriores, por las presuntas irregularidades en la licitación para los pasaportes, el desacato a la suspensión de la Procuraduría y los señalamientos de posibles gastos desbordados; del Interior, que no resuelve la relación con el Congreso y hace caso omiso a solicitudes de organismos de socorro para enfrentar emergencias; Vivienda, que tuvo parado por meses el programa Mi Casa Ya, afectando a beneficiarios y a constructores; de Igualdad y Equidad, anunciado con bombos para llegar a los más olvidados de Colombia, pero tampoco lo ha hecho.

Paradójicamente, el presidente le acepta la renuncia al director de Planeación Nacional, Jorge Iván González, que era el de mostrar, el conocedor y hacedor del Plan Nacional de Desarrollo, todo por diferencias con él. Medios nacionales dan como posible la salida de la ministra de Educación, Aurora Vergara, lo que sería un despropósito porque es de las que más sabe de esta área en el Gobierno, ha manejado la propuesta de reforma acertadamente y les ha apuntado a las necesidades del sector. Este Gobierno ha prescindido de buenos funcionarios de todos los niveles en los Ministerios, incluso de los que sabían de la filigrana estatal, lo que tampoco ayuda.

El presidente debe entender que si a su Gobierno le va bien, al país también. Es el momento de que haga una pausa reflexiva, pero contundente y decida con quién quiere seguir para los dos años y medio restantes de su periodo, pero ojalá no sea para atrincherarse en terquedades ideológicas, sino para dialogar con los sectores y construir juntos los cambios requeridos. Escuchar a los que saben sería un buen comienzo, y permanecer más en Colombia podría llevarlo a entender los desaciertos que requieren de corrección.