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Crece en Manizales el dilema de si se mantiene la ciclobanda por la Avenida Santander o se retira para iniciar obras allí o en otra avenida, que respondan a una solución técnica en la movilidad. Manizales Cómo Vamos preguntó cuál fue el principal medio de transporte utilizado por las personas en el 2022. En primer lugar se ubicó el bus, seguido en orden por carro particular, moto, a pie, taxi, bicicleta y otros medios. En la serie de siete años medidos, el uso de la bicicleta no alcanza porcentajes representativos, aunque repuntó entre 2020 y 2022 de 0,3% a 2,2%
Indica esto que a la hora de tomar decisiones en materia de movilidad las prioridades para las autoridades están claras. La banda ciclopreferente por la Santander, como la denominó la Alcaldía de Carlos Mario Marín, entró en operación en el 2020 y desde entonces ha sido criticada. Los ciclistas deben reconocer que es una avenida supremamente angosta para garantizar áreas cómodas y sobre todo seguras a los diferentes actores viales, incluyendo los peatones, y que necesariamente la Alcaldía actual tiene que diseñar y ejecutar una solución que mejore la transitabilidad, para todos.
Haberle restado espacio a esta avenida para ubicar una banda de bicicletas al lado izquierdo dejó una peligrosa estrechez a los vehículos restantes. Para los mismos ciclistas hay riesgos cuando hacen maniobras con el fin de sobrepasar a otro e invaden el carril de carros y motos, o cuando los conductores de estos se meten al de los ciclistas porque el vecino circula demasiado cerca. Son excesivos los vehículos en la ciudad y el espacio que queda en la Santander se convierte por momentos en tres inverosímiles carriles, porque las motos se idearon ese espacio. Por eso no es descabellada la propuesta del alcalde, Jorge Eduardo Rojas, de desmontar esta banda para implementar una ciclorruta que cumpla con las normas y los parámetros técnicos.
No es momento de restar, es el de sumar por Manizales, que en los últimos años padeció decisiones administrativas desatinadas y hoy sufre las consecuencias. Pero aceptar la posición de la Alcaldía que acaba de iniciar no quiere decir que a los ciclistas se les deje abandonados, el derecho los tiene que seguir cobijando. Además crecen los aficionados a la práctica del ciclismo en todas las modalidades. Si se desmonta la banda ciclopreferente es deber de la Administración Rojas garantizar, mientras ejecuta las obras de la ciclorruta, una movilidad segura que quizás represente para todos un sacrificio temporal, pero hay que hacerlo con tal de resolver el problema.


Un grupo de ciclistas considera que es un espacio ganado y se sienten seguros transitando por allí, pero otros se quejan porque es un área improvisada a la que le faltan hasta señales que adviertan de potenciales riegos. La Santander hace tiempo dejó de ser una avenida exclusiva para carros, ya son muchos los medios de transporte pidiendo abrirse espacio para movilizarse por allí. Resistirse ahora a que las autoridades mejoren lo que hay parece fuera de lugar. Eso sí, lo que se haga debe ser cumpliendo los presupuestos y los plazos fijados y en beneficio de la ciudad.